CAYUCOS. Francisco Glez-Riancho Colongues
Ya en octubre del año pasado escribía en este mismo medio un artículo sobre los cayucos y las pateras, cómo era posible que navegasen 1.000 kilómetros por el mar hasta la isla de Hierro en unas embarcaciones sin ningún tipo de ayuda y en el que suponía que eran acercados por embarcaciones hasta cerca de su destino y luego se volvían.