La leyenda de Doña Urraca de Castilla y el Monasterio de San Román de Moroso. Francisco Glez-Riancho Colongues
Urraca I de León (1081-1126), conocida por sus contemporáneos como la Temeraria, fue una de las figuras más emblemáticas de la historia medieval española.
Urraca I de León (1081-1126), conocida por sus contemporáneos como la Temeraria, fue una de las figuras más emblemáticas de la historia medieval española. Primera mujer en Europa en reinar con pleno derecho, gobernó el Reino de León entre 1109 y 1126, sucediendo a su padre, el rey Alfonso VI, y a su madre, Constanza de Borgoña. Tras su fallecimiento, fue su hijo, Alfonso VII, quien ocupó el trono.
Sin embargo, más allá de su vida política, su figura ha quedado envuelta en numerosas leyendas que alimentan su enigmática presencia en la historia. Una de las más conocidas es la que la sitúa en el Valle de Anievas, en Cantabria y conecta su historia con el monasterio de San Román de Moroso.
Según esta leyenda, la reina Urraca, tras enfrentarse en batalla con su esposo, Alfonso I de Aragón, emprendió un viaje en dirección a Galicia. En su camino, llegó a la aldea de Cotillo, un pequeño pueblo en el Valle de Anievas. Allí decidió descansar, pero los eventos que se desarrollaron le impidieron hacerlo con tranquilidad.
Los jóvenes del pueblo, molestos por el comportamiento arrogante de los cortesanos que acompañaban a la reina, decidieron cortarles las crines y las colas a los caballos de la comitiva real. Este acto de rebeldía enfureció a la reina, quien, al no encontrar la paz deseada, decidió alejarse de Cotillo.
Doña Urraca se alejó tanto como le fue posible del bullicio de las campanas del pueblo que tanto la molestaban en su descanso. En su recorrido pasó por las localidades de San Juan de Raicedo y Bostronizo, hasta llegar al monasterio benedictino de San Román de Moroso, ubicado a unos cuatro kilómetros en línea recta de Cotillo.
En respuesta a la actitud de la reina, los jóvenes de Cotillo tomaron una medida insólita: elevaron la espadaña de la iglesia de San Andrés para que el sonido de las campanas llegara más lejos, obligando así a la reina a alejarse aún más.
Otra parte de la leyenda asegura que la reina Urraca, agotada por sus peripecias, encontró finalmente su lugar de descanso en San Román de Moroso. Algunas versiones populares incluso afirman que fue enterrada en este remoto lugar, lo que añade un aura de misterio a la historia.
Si bien no hay pruebas históricas que confirmen este desenlace, la leyenda de Doña Urraca sigue viva en la memoria local, evocando la figura de una reina fuerte y decidida, cuya vida estuvo marcada tanto por las luchas de poder como por las insurrecciones populares.
Para los amantes de las rutas de montaña, desde Cotillo hay una preciosa ruta circular bien señalizada y fácil de andar, que pasa por el Monasterio de San Román de Moroso y vuelve de nuevo a Cotillo.
Como curiosidad, decir que al lado de Cotillo, pasando por Calga y antes de llegar a Bostronizo, donde se encuentra el monasterio, está el centro geográfico de Cantabria.
¿Quieres envíar un comentario?
Comentarios(1):
Muy curiosa la historia de una de las muchas mujeres han demostrado su coraje y destreza en la historia