Campo de Golf de Shangri-la. or Francisco Glez-Riancho Colongues
En enero de este año, en este mismo medio, escribí un artículo sobre Shangri-La, la ciudad así llamada recientemente, que se encuentra en un imaginario paraíso terrenal enclavado en el extremo occidental de las montañas Kunlun, cerca de la frontera con el Tibet y el Himalaya.
En enero de este año, en este mismo medio, escribí un artículo sobre Shangri-La, la ciudad así llamada recientemente, que se encuentra en un imaginario paraíso terrenal enclavado en el extremo occidental de las montañas Kunlun, cerca de la frontera con el Tibet y el Himalaya.
Comentaba que sus habitantes son casi inmortales, pudiendo vivir cientos de años, pues envejecen muy lentamente. Un lugar paradisíaco, donde no hace ni frio ni calor, el tiempo casi se detiene, se tarda en envejecer y se viven cientos de años.
También comentaba que recientemente se había creado un campo de golf en Gandarilla (Cantabria) con el mismo nombre y que tenía muchas ganas de
conocerlo para comprobar que fuera un paraíso terrenal como indica su nombre y que al mismo tiempo saliera rejuvenecido.
Pues bien, he tenido la oportunidad de visitar y probar el campo y la impresión recibida es precisamente esa, un paraíso. Rejuvenecido, lo que se dice rejuvenecido, no, pero encantado sí.
Tengo que decir que iba algo acongojado por las críticas oídas sobre el campo, que si es agotador, que si es muy difícil, que si se pierden muchas bolas, que si los hoyos son ciegos, que si te forras a golpes, en fin, muchísima precaución y miedo.
Pues tengo que decir que nada de eso, es un campo amigo si lo conoces. Lógicamente cualquier campo al que vayas por primera vez a jugar, tiene sus trampas y dificultades, por lo que es muy difícil que cumplas. Pero una vez conocido y sabiendo la estrategia a seguir, palos, distancia, etc..., creo que se puede cumplir sin problemas. Por distancia, se llega en regulación a todos los greenes sin problemas.
El campo es naturaleza plena, gran arbolado antiguo y nuevo. Calles suficientemente anchas, perfectamente cuidadas, preciosos lagos y charcas comunicadas entre sí, cantidad de animales, haciendo de esta finca un sitio precioso.
Sobre sus instalaciones, no puedo opinar, porque no las conocí, jugué y al finalizar, abandoné el campo. Su entrada, accesos, caminos, etc... perfectos.
Habrá que volver para tomar otra dosis de felicidad e inmortalidad, que no viene mal.
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Comentarios(1):
Me alegra que sea como lo describes. Espero jugar algún día.