S.O.S., ¡Europa está en peligro!
Y me llamarán exagerado o algunos pensarán que escribo al hilo del último atentado y aún con la rabia contenida; pues, no. Lo hago absolutamente sereno y quiero hacer unas reflexiones.

Europa se ha gestado desde la Antigüedad como un conglomerado de pueblos, que se han desarrollado con interacciones entre ellos y ha sido la Cultura Clásica (Grecia y especialmente el Imperio Romano) y el Cristianismo quienes han acrisolado nuestra actual Cultura Europea y Occidental; cualquier aspecto de nuestra vida, ya sea lo cotidiano o lo sublime, hunde sus raíces en estos dos milenios que han configurado nuestra forma de ser, pensar y sentir. Y se construyó la Europa de libertades y derechos.
Y desde la caída del Imperio Romano hasta la construcción de la Unión Europea, nuestro continente ha sido, como hacía Penélope, un constante tejer y destejer territorios, pueblos, alianzas y conflictos.
Y la Unión Europea es un proyecto, hoy realidad, que ni lo hubieran soñado sus promotores hace ya seis décadas (Konrad Adenauer, Robert Schuman, Jean Monet, Paul-Henry Spaak, Alcide de Gasperi, Sicco Mansholt, Winston Churchill, Joseph Bech, Walter Hallstein,..). Pero también ofrece, junto a sus fortalezas, grandes debilidades, provenientes la mayor parte de ellas del interior de la misma, como ya le sucediera al propio Imperio Romano…
Y a este respecto quiero decir que en el túnel del circuito que rodea al aeropuerto de Santander existen unas curiosas y nada inocentes pintadas, algunas de las cuales son irreproducibles, sin que nadie haga nada por borrarlas, pues allí están desde hace meses; pongo la imagen de una de ellas y juzguen Vds. mismos.
Pues, bien. Volviendo a nuestra Cultura Occidental, tenemos dos gravísimas amenazas que no se están atajando adecuadamente; nos encontramos ante un ataque, externo e interno, de nuestro sistema de libertades, nuestra democracia, nuestra cultura…
La primera amenaza es externa y proviene fundamentalmente del yihadismo, al grito de “Alá es grande”; un sector del mundo musulmán lleva dentro de sí el fanatismo, la violencia y el exterminio del “infiel” y lo ponen en práctica en cuantas ocasiones se les presente; a la más mínima oportunidad y resquicio, ya sea en Nueva York, Londres, París o en Madrid, dónde aún no sabemos muy bien quién estaba detrás y que sirvió para cambiar el rumbo político de un país. ¿Recuerdan aquello del “Pásalo” y la frase de ¡Ya hemos ganado las elecciones!?.
Y la amenaza del yihadismo sólo puede combatirse con un rearme moral de toda la sociedad, la unidad de todos los demócratas y actuando contundentemente. ¿Creen Vds. que todos los partidos españoles van a unirse en el pacto contra el yihadismo?. Pues algunos como los de Podemos, no; e incluso otros partidos políticos se están poniendo de perfil y sugiriendo el ¡No a la guerra!. Por otra parte, la pusilánime y meliflua Europa está esperando a que los EE. UU., una vez más, les saque las castañas del fuego y después vendrán nuestros “pacifistas” a manifestarse por nuestras calles en contra de la política norteamericana. Aquello de la “Alianza de las Civilizaciones” fue una ocurrencia de un estrafalario presidente que padecimos en España.
La segunda amenaza, y relacionada con algunos aspectos enumerados en la anterior, procede del interior. ¡No nos engañemos!. Hay amplios sectores de nuestra sociedad, ligados a un no desdeñable sector de la izquierda, que parecen vivir en el resentimiento social y cultural de nuestro mundo Occidental, del cual se benefician pero al que aborrecen y tratan de derribarlo por todos los medios.
Y en nuestra España, tenemos quizás el mejor ejemplo de esta situación, en un intento de resucitar los “viejos demonios” de nuestra convivencia, especialmente los tres principales aspectos que nos están enfrentando y debilitando:
a) La cuestión territorial, con tensiones en algunas comunidades autónomas, llevadas a veces al extremo del secesionismo y dónde bastantes ciudadanos se encuentran a disgusto; incluso muchos inmigrantes no se encuentran contentos y habría que decirles que nadie les obligó a venir, máxime si no están dispuestos a adoptar nuestro modo de vida. ¿Recuerdan aquella frase de que "Apoyaré la reforma del Estatuto que apruebe el Parlamento catalán", que pronunció Zapatero en Noviembre de 2003 en Barcelona?. Pues esa frasecita y su gestión, nos han colocado en la actual y diabólica tesitura catalana.
b) La cuestión religiosa, que está a flor de piel y algunos sectores manifiestan de forma reiterada el odio y resentimiento hacia el cristianismo, pues suelen ser muy respetuosos, por ejemplo, con el islamismo; tratan de eliminar cualquier símbolo del cristianismo, quieren coartar la libertad religiosa, el derecho a la educación religiosa y expropiar los bienes de la iglesia católica, como es el caso de la Mezquita de Córdoba que se construyó dónde antes estaba la iglesia de San Vicente y que hace ya más de ocho siglos, fue convertida en catedral y es uno de los monumentos más visitados de España, tanto de día como de noche.
c) Finalmente, la cuestión de la “Memoria Histórica”, que ha venido a resucitar los viejos enfrentamientos sociales y políticos de un pueblo que se había dado la Constitución de 1978, con un inusitado consenso y con una aceptación muy mayoritaria del pueblo español, que deseaba hace ya cuatro décadas avanzar por la senda del perdón y la concordia, como muy bien nos dejó escrito Adolfo Suárez (“La concordia fue posible”).
Con estos mimbres, convenientemente azuzados por los sectores más anti-sistema de la izquierda, muchas veces con la complicidad del propio PSOE, partido que con su líder, PedroSánchez, ha rebasado todos los límites razonables al pactar con estos grupos que tienen como primeros objetivos la propia destrucción de Europa y la Civilización Occidental, lo que nos puede abocar a una crisis histórica con precedentes como la propia destrucción y aniquilación del Imperio Romano (Ya saben aquel dicho de que “quién desconoce la Historia está condenado a repetir los errores”).
¿Saben Vds. que en un reciente estudio sobre la “autoestima” de las poblaciones de cada país, España está en el puesto 199?; es decir, a la cola del mundo y ¡Tenemos el enemigo en casa!. ¿Qué podemos esperar de los extraños si los propios están en contra de la Unión Europea, de la civilización cristiana y de la propia democracia?
¡Que cada cuál haga su propia reflexión…!
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