21-11-2011 17:30
Sueño de los presos de ETA
Tanto ETA como los presos de la banda dan por hecho demasiadas cosas.
Piensan que tras la Conferencia de San Sebastián -- mal llamada de “paz” porque no hay conflicto armado -- se esconde la clave de numerosas concesiones a los presos vascos. Hasta los propios familiares están convencidos que va a haber un cambio de la política penitenciaria tras los favores que el Gobierno socialista ha hecho a la banda; unos favores que van desde el soplo del ‘Faisán’ a la concesión del tercer grado a algunos asesinos de la banda etarra.
De cuanto plasmamos, saben mucho las víctimas del terrorismo. Por eso se temen lo peor. De poco sirven las palabras de algunos políticos respecto a que “ha sido un triunfo de la democracia” y tonterías semejantes. La banda plantea abandonar las armas por los problemas internos existentes en la organización armada; unos problemas que van desde la aparición de dos facciones contrapuestas hasta el problema que tiene ‘Etxerat’ con los presos, recordemos que un preso en la cárcel es un chollo económico para la familia.
Otra de las cuestiones que parecen tener clara los presos es que el nuevo Gobierno que ha salido en las urnas el 20-N, va a llevar a cabo una política de acercamiento de presos al País Vasco. Mal empezaría el Gobierno de Mariano Rajoy si diera ese paso porque -- no más lejos del día siguiente -- tendría en la calle a las víctimas, a sus familiares y a la ciudadanía que ha soportado la represión y amenaza de la banda asesina vasca. Un buen anticipo ha sido la manifestación reciente.
Sorprende que los presos den por hecho algo que van a comprobar que no es así, aunque el brazo político abertzale haya obtenido representación en el Parlamento español. Los propios presos “…tienen claro que está hecho, que ellos forman parte del paquete que hay que negociar ahora para ver el final de ETA”, dicen desde fuentes penitenciarias. Eso es lo que ETA quiere incluir en la negociación con el nuevo Ejecutivo pero le va a salir rana. ¿Apostamos? Acabarán volviendo a las andadas porque la Justicia debe ser implacable; bien es verdad que la actuación en esa parcela estos años ha sido penosa, incluidas muchas de las actuaciones del Fiscal General. ETA es como los animales criados salvajes: difícilmente se adaptan a la vida doméstica. ETA es lo que es, cargada de engaños y pretenciosas ambiciones ajenas al ámbito político; la prueba la van a tener tan pronto como se echen al monte los representantes elegidos de la organización ‘forúnculo’: Amaiur.
Hay tres cuestiones en las que el nuevo Gobierno debe incidir como claves propias de la rendición: primera: un Gobierno no negocia con terroristas, por lo que los gobiernos francés y español no deben ceder ante las peticiones de dispersión. Segundo: bajo ningún concepto se debe derogar la doctrina Parot. Tercero: hay que tener un control riguroso de las Juntas de Tratamiento para evitar injusticias con los presos, como es la concesión de múltiples beneficios penitenciarios.
El nuevo Gobierno del PP no debe pagar ningún precio a ETA, de lo contrario tendrá en contra a la ciudadanía que le ha llevado al poder. Bastante ha pagado el Gobierno socialista con revitalizar, ‘amamantar’ y claudicar ante la banda; esa es la deuda que tienen Zapatero y sus cómplices mientras vivan. Una deuda que no se descarta que se amplíe y complete una vez clarificados los sucesos del 11-M aún por conocer. No hay duda que ETA estaba detrás, como no hay duda que alguien más apoyó la masacre y que al Tribunal le llegó falseado buena parte del proceso. Es muy fácil conocer toda la trama si el nuevo Gobierno no desea mentir a la ciudadanía, como lo hicieron Rubalcaba y sus afines; un importante adelanto lo podemos comprobar en “La afilada navaja de Ockham II. Usar el sentido común ante la evidencia criminal”, de Ignacio F. Candela.
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