Sr. director general de FP

 En el mes de julio, el número de parados registrados en Castilla y León ascendía a 246.865. Ello supone un 2,89% más que en el mismo mes del año pasado. Es por ello que el cometido que a usted se le encomienda es de envergadura y valoraremos su trabajo en función de los resultados. La papeleta que le han encargado es dura pero el reto merece la pena. Tenga en cuenta que más de la mitad de los castellanos y leoneses que ahora  están en paro, seguramente no tendrán nunca un trabajo fijo, con lo que ello conlleva.

 Ese dato lo conoce usted y lo conoce la Consejería de Industria, además del  ECyL; dicho sea de paso, el trabajo que proporciona ese organismo y nada es casi lo mismo, de ahí el descontento generalizado de la población parada. Sabido es que buena parte de ese dato que hemos aportado al comienzo  no tiene predisposición a trabajar y, en muchos casos, ni siquiera las competencias necesarias para hacerlo.

 La solución a esa situación que le indico pasa necesariamente por la formación integral, no solo profesional. Recuerde que en España hay más de 900.000 jóvenes sin la titulación mínima, lo que les impide acceder a un puesto de trabajo con garantías de sacarlo adelante.

 Ante todo, usted como director general de FP, debería empaparse sobre cómo funciona la formación profesional en otros países, pues sabemos que no lo está; en algunos casos –como en Alemania– nada que ver con la formación profesional española. No dude en copiar el modelo alemán si lo considera adecuado. En usted está la decisión de lavar la cara a Castilla y León.

 Le recuerdo que los últimos diez años han supuesto un recorrido sin sentido. Mucho afán por crear centros integrados pero no hemos avanzado más que otras comunidades autónomas; es más, ni siquiera hemos llegado al nivel de comunidades como el País Vasco o Navarra, por citar algunas, a pesar de habernos empeñado en copiarlas e imitarlas. Por suerte en esta comunidad ya no se considera a la FP como el vagón de cola del sistema educativo y mucho menos como el recogedero de cuantos jóvenes abandonan tempranamente el sistema. A ello ha colaborado sobremanera la actual educación de personas adultas, tan maltratada y denostada por los equipos de Herrera Campo en los ocho últimos años. La salida de la crisis pasa por la formación profesional pero no por el modelo español. Doy fe.

 Hay que empezar por integrar todos los servicios de formación profesional, que no es lo mismo que integrar las modalidades, como se ha hecho en León y en Castilla. Por ejemplo, Cataluña ha dado varios pasos en este sentido y ante todo se pretende que sean las empresas quienes definan los contenidos, partiendo de las necesidades advertidas por ellas. Eso de que sean los profesores quienes definen el currículum ha pasado a mejor vida en muchos países hace ya mucho tiempo.

 Volvamos a Alemania: no hay más que ver los resultados de la crisis; mientras España sigue generando paro y lo seguirá haciendo en los tres próximos años, como consecuencia de la mala gestión del Gobierno de Zapatero y su empecinamiento en negar la crisis, Alemania ya crea empleo a un ritmo de un 2,3%. Otra de las medidas necesarias es combinar la formación en el aula con la formación laboral en la empresa, el taller o el establecimiento concreto. 

 Sr. director general: no se deje liar por insensatos porque en su Consejería pululan de la mañana a la tarde en horario continuo, aunque no vayan de cara y se dediquen a todo menos a trabajar por esta comunidad. Tenga mucho cuidado con ‘trepas’ como el actual director general de Política Educativa (la torpeza de Herrera Campo no ha podido encontrar peor sustantivo ni peor adjetivo). Tampoco se convierta usted en un personaje servicial con tal de mantener su cargo, su secretaria, su sueldo y sus numerosas prebendas. Estudie el modelo alemán y marque usted las pautas antes de que le lleguen irreconocibles cantos de sirena.

 Nuestro amigo, Herrera Campo, se lo agradecerá y usted se convertirá en la envidia de muchos liantes que, en estos días, besan sapos y abrazan farolas con tal de no volver a su puesto de trabajo anterior. Y le aseguro que en la docencia hay casos a centenares en esa Consejería donde, todo sea dicho, han hecho lo  indecible para que usted no fuera nombrado director general de Formación Profesional y Régimen Especial. Evidentemente, y como es natural, de momento no ha llegado al cabo de la calle.

 Saludos cordiales, Sr. de la Torre Alonso.