Torner reinventa el paisaje de la bahía santanderina en su homenaje a Maruja Mallo, una "triunfadora extraña"
La pintora Gloria Torner expone en el Palacete del Embarcadero una muestra pictórica en homenaje a la artista y musa del surrealismo Maruja Mallo, una "triunfadora extraña" de tan "graciosa y especial".
Titulada 'Pájaro, ángel, avión, pintora del hiperespacio', parafraseando las palabras con las que definió Mallo a la pintora cántabra, la exposición permanecerá abierta al público hasta el 29 de julio enmarcada en las Actividades Culturales de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).
La artista declaró su admiración por Maruja Mallo durante la inauguración de la muestra, que se celebró el jueves con la presencia del rector de la institución académica, Salvador Ordóñez, y el director de la Autoridad Portuaria de Santander, Javier de la Riva, y otras autoridades políticas, como el alcalde de Santander, Iñigo de la Serna.
Para De la Riva, se trata de "una exposición verdaderamente única" y que presenta "una visión sugerente de la bahía de Santander" con nueve piezas de gran formato, la proyección del video 'Gloria Torner, un mar muy personal' y una vitrina con fotografías, libros dedicados y otros objetos personales de la autora.
A finales de los años setenta, Gloria Torner compartió con Maruja Mallo "muchas inquietudes creativas y muchos entusiasmos", según explicó. En el verano de 1981, la artista surrealista impartió en la Menéndez Pelayo una conferencia sobre 'Cloacas y campanarios' que se convirtió en un "nuevo manifiesto surrealista".
"Cuando empezó a hablar de fantasías tan maravillosas, tan inalcanzables" movilizó a tal cantidad de estudiantes, que "hubo que poner altavoces para que se la escuchara desde la calle", tal y como recordó Torner en la inauguración de su exposición-homenaje.
Fue precisamente Mallo quien definió a la autora cántabra como una "pintora del hiperespacio", tal vez porque ella "ve lo que el común de los mortales no puede ver", afirmó el rector Salvador Ordóñez.
Torner reinventa el paisaje de la bahía santanderina en bandas horizontales con motivos como gaviotas, veleros y aviones, pintados en colores alegres y que contribuyen a mostrar este paisaje, tantas veces representado, de una manera original y única.
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