Sin corbata
Y ese mal gusto de Bono es lo que molestó a Sebastián, falso apóstol del `sincorbatismo` y del ahorro de energía aunque se malgaste por otro lado, como se malgastaban las subvenciones de la ex ministra y actual asesora de la ONU (no se rían, por favor), Bibiana Aído, o las ocurrencias baratas de Leire Pajín, auténtica dama bandolera de los malos ‘quereres’ de mi admirado alcalde pucelano, Javier León de la Riva.
Ese mal gusto de Bono es lo que molestó a Sebastián, falso apóstol del 'sincorbatismo' y del ahorro de energía.
Su presunto bajo nivel político les lleva a eso, a preocuparse por el trozo de tela que esclaviza a muchos, en sentido estricto y en sentido figurado. Sí, nos referimos a la corbata; sin duda, se trata del trozo de tela más ridículo de cuantos cubren algo en el individuo, pero ahí está cumpliendo años y cubriendo eventos en todo el mundo. Y a eso, al trozo de tela alargada, es a lo que se han ocupado el sospechoso, José Bono, y el díscolo Sebastián.
El mismo Miguel que pretendió 'apuñalar' durante la campaña de las elecciones autonómicas de 2007 a Alberto Ruiz Gallardón e implicarle en temas falderos de baja estofa. Ya saben: se cree el ladrón que todos son de su condición.
El falso 'rey' del ahorro energético, después de demostrar su fracaso tras fracaso en todos los cometidos ministeriales que le han sido encomendados, no sabe que la caridad empieza en nuestra casa y la justicia en la puerta inmediata. Tal vez el todavía ministro, Miguel Sebastián, no se ha dado cuenta -- como apuntaba Alphonse Karr -- que la talla de las estatuas disminuye alejándose de ellas, pero la de los hombres, aproximándose.
Y en esas está, don Miguel, el de la energía; el mismo que siempre busca ser el niño del bautizo, la novia de la boda y el difunto en el entierro. En los últimos años, su acomplejada mediocridad se ha confundido entre la mucha que ha abundado en el Gobierno de Rodríguez Zapatero y no duden que don Miguel seguirá buscando una disculpa o un inventado motivo para saltar del barco que se hunde. Siempre lo hace, no sabemos si por cobardía o por afán figurón, pero ahí está él. Al tiempo.
No parece haber nada más importante en España que la corbata.
No parece haber tema más importante sobre el que debatir en estos momentos, a pesar del caso Gürtel, la dimisión del ex presidente valenciano por los trajes y la corrupción que ello ha conllevado, o de la extendida sospecha de presunta corrupción, evidentes negligencias y demostrada nefasta gestión habida en Castilla La Mancha. Por eso se lió la que se lió en el Congreso de los Diputados... por una puñetera corbata. Allá el señor Bono, presidente de la Cámara, con sus malos gustos y su afán de que el colgante telar sea obligatorio en la Cámara baja. No hay duda que el hábito no hace al monje aunque diga mucho de él; idea, esta última, que tampoco es cierta.
Y ese mal gusto de Bono es lo que molestó a Sebastián, falso apóstol del 'sincorbatismo' y del ahorro de energía aunque se malgaste por otro lado, como se malgastaban las subvenciones de la ex ministra y actual asesora de la ONU (no se rían, por favor), Bibiana Aído, o las ocurrencias baratas de Leire Pajín, auténtica dama bandolera de los malos ‘quereres’ de mi admirado alcalde pucelano, Javier León de la Riva.
Estupidez sobre estupidez... así pasa el tiempo el Gobierno y sus defensores, mientras España se hunde en la miseria y casi seis millones de parados no ven salida a su situación crítica y miles de empresarios abandonan su actividad por las trampas que les planta el Gobierno. Decía Moliere que las cosas no valen sino lo que se las hace valer. Pues claro que sí, eso es lo que pasa con la prensa de tela alargada, sin duda ninguna.
Bien es verdad que, si hay una prenda que pone al descubierto el mal gusto de muchos hombres, esa es la corbata.
Jesús Salamanca Alonso
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