Sentido de Estado, responsabilidad, generosidad y consenso....
Alfonso Guerra ha calificado esta situación de “pintoresca” y ha afirmado que “es contradictorio votar no y decir que no quieren nuevas elecciones”.Hasta Barack Obama, Presidente de los EE. UU., ha tenido que venir a España a alabar el progreso económico de ....

Va para siete meses desde las elecciones del 20 D y las diversas fuerzas políticas no acaban de ponerse de acuerdo, salvo para celebrar nuevas elecciones y de continuar así, pudiera suceder que tengamos que volver los españoles nuevamente a las urnas. Lo cual supondría que a los políticos por no saber entenderse o los ciudadanos por no saber votar, lo han hecho mal, muy mal.
En ocasión anterior, desde el mismo día 21 de diciembre, Mariano Rajoy, ganador de las elecciones, pero por minoría, planteó un gobierno de coalición o un cierto consenso para poder gobernar y realizar las grandes reformas que necesita el país; y recibió el “no, no y no….” e incluso con la chulería de escuchar aquello de “¿Qué parte del “no” no ha entendido el Sr. Rajoy?” (Pedro Sánchez, dixit).
Y Rajoy desea llegar a acuerdos con los otras dos fuerzas políticas con las que posee más afinidad, al menos en temas clave como la unidad de España, el respeto institucional, la necesidad de reformas básicas, la defensa frente al terrorismo y yihadismo, el “brexit” inglés, etc… y que Rajoy ha plasmado en un documento que le ha trasladado a Sánchez y Rivera, aunque éstos ya han opinado negativamente sobre el mismo sin leerlo.
Con cualquiera de las fórmulas que Rajoy ha propuesto –gran coalición, investidura en segunda votación, etc.…- pretende que se dialogue, como parece que han dicho reiteradamente los ciudadanos en las urnas; y de este diálogo, habrán de salir los próximos presupuestos (¿Se imaginan que no se hubieren aprobado los presupuestos para 2016, tal como pretendía toda la oposición?), la posible reforma de la Constitución, la reforma inaplazable de la Administración, la financiación autonómica, los pactos sobre las pensiones, educación, sanidad y justicia, la apremiante reforma electoral, etc…El mismo Rajoy ha dicho, reiteradamente, que está dispuesto a negociar un amplio acuerdo sin ninguna línea “roja”, salvo que alguien pretenda deshacer toda la gestión de estos cuatro años. Y, ¡Claro!, el empleo que es el mayor desafío de estos tiempos, pues la lacra del paro es la mayor tragedia de muchos ciudadanos y sus familias.
PSOE y Ciudadanos quisieron manejar aquella situación, primero con el pacto que arrastró al PP a votar a un socialista para presidir el Congreso de los Diputados y después con el pacto que firmaron y que actuó de tapón, que nos llevó a una nueva cita electoral. La elección del socialista Patxi López fue un buen error, pues con su designación se terminó el espejismo de un posible pacto; actúo con gran sectarismo, cuando con su cargo debió ser exquisito en las formas y en el fondo y aprovechó la ocasión para instalarse en el flamante palacete que el cargo lleva aparejado, y que su antecesor había obviado. ¡Sería un nuevo error volverle a proponer!.
El reciente Comité Federal celebrado por el PSOE, se ha cerrado con una gran indefinición y como una jaula de grillos; dentro del mismo hubo de todo, incluidos los reproches que algunos hicieron sobre la deriva soberanista del PSC de Iceta. Para controlar su desarrollo, Pedro Sánchez se había entrevistado previamente con cada uno de los “barones” territoriales e, incluso, había amenazado con una consulta popular a las bases (Que los estatutos no tienen previsto) y parece que en lo único que estuvieron de acuerdo fue en “descartar unas terceras elecciones”. Y respecto a un posible apoyo en forma de abstención, ya se han enrocado en su no, manifestando que “si cambiamos, perdemos credibilidad”, aunque el propio Fernández Vara llegó a afirmar que “si Rajoy cuenta con 170 diputados, ¿quién es el guapo que dice que no?” (PP + C’s + CC = 170). Y se ha producido, “a día de hoy”, el enrocamiento de Pedro Sánchez en el ¡No!, y de continuar en esta tesitura, sería una torpeza de Pedro Sánchez y su sanedrín de Ferraz, que es como estar atrapado en el Triangulo de las Bermudas.
Ciudadanos sigue moviéndose en la ambigüedad, la indefinición y las declaraciones contradictorias de sus principales líderes y no sabemos si va o viene, aunque su líder, Albert Rivera, imbuido en una actitud altiva y narcisista que no ha tenido en el pasado con el PSOE, ha manifestado que podrían abstenerse, posición que ha ratificado la Ejecutiva de su partido, aunque actuarán desde la oposición. Es decir, Rivera apuesta por un gobierno en minoría de Rajoy…. ¡Absurdo!.
Así, pues, seguimos con las negativas, los postureos, los vetos y el paripé para bloquear nuevamente la situación política de España, lo cual ya hemos visto que a algunos les importa poco. Con esta situación, o se constituye un gobierno débil abocado a la ingobernabilidad y a unas cercanas elecciones; o vamos a unas terceras elecciones que podrían ser el 27 de noviembre; o, quizás, algunos estén forzando y justificando una coalición populista de izquierdas. Con este panorama, bien pudiera ser investido Rajoy como presidente del Gobierno, pero dudo mucho que pueda gobernar y estaremos perdiendo nuevamente el tiempo y vernos abocados a nuevas elecciones adelantadas.
Alfonso Guerra ha calificado esta situación de “pintoresca” y ha afirmado que “es contradictorio votar no y decir que no quieren nuevas elecciones”. También Fernando Martínez-Maillo, vicesecretario de organización del PP, ha dejado claro que alguno de los dos `noes` socialistas, a Rajoy y a las terceras elecciones, se "tendrá que rectificar", puesto que los dos "no pueden convivir al mismo tiempo".
El primer “test” será ya la próxima semana, pues nos encontramos en la carrera para elegir el presidente del Congreso y parece lógico que el PP presida el mismo y exista un acuerdo de caballeros para que la composición de la mesa sea equilibrada; salvo que ello lleve aparejado un pacto global. Lo que no es de recibo, es que el PSOE u otro partido cualquiera vuelvan a “ceder” parlamentarios para formar grupo, porque ello es desvirtuar el resultado electoral.
Hasta Barack Obama, Presidente de los EE. UU., ha tenido que venir a España a alabar el progreso económico de los últimos años y decirnos a los españoles y, especialmente, a los dirigentes políticos que “España necesita un gobierno estable y que funcione”.
Y, además de hablar con el Rey y Rajoy, Obama recibió brevemente a los otros tres dirigentes políticos; la brevedad de la entrevista no fue óbice para que hablasen de intrascendencias y hayan tenido la descortesía de publicitar cuál fue el contenido: Pedro Sánchez habló de baloncesto, Iglesias le regaló un libro de la Brigada Lincoln, dedicado y con faltas de ortografía, y Rivera se muestra gozoso de “poder saludar e intercambiar unas palabras con el Presidente de los Estados Unidos”.
Pero para desbloquear esta diabólica situación en que nos encontramos, se necesita sentido de Estado para abordar la situación con diálogo, responsabilidad y generosidad y no estar pensando exclusivamente en los intereses partidistas. Sería deseable el mayor esfuerzo para alcanzar un acuerdo y llegar a un consenso sobre las iniciativas y reformas que son necesarias en España.
¡Si así actúan, que los electores se lo premien y si se mueven en el egoísmo alicorto, que se lo demanden!
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