Reflexión sobre la LOMCE
El profesorado está harto de cambios que, en muchas ocasiones, no van a ninguna parte. Tenemos un ejemplo más o menos cercano en el caso de la LOCE. Esa ley orgánica del PP duró poco más que lo que dura un caramelo en la puerta de un colegio.
Ya se han adelantado los partidos de izquierda para decir que eliminarán la LOMCE tan pronto como lleguen al poder.
Todas las reformas educativas han estado envueltas en polémicas y, como no puede ser de otra forma, la LOMCE también lo está. ¿Quién no recuerda al ‘cojo manteca’ rompiendo paneles en plena calle de Alcalá, en vísperas de aprobarse la LOGSE? Pues es parecido a lo que sucede ahora con las manifestaciones de plataformas y otras zarandajas de formaciones radicales de izquierdas, sus marchas nocturnas y sus insultos al ministro de educación.
¡No sé qué pasa con el radicalismo de izquierdas que todo lo orienta por las manifestaciones, el alboroto, la algarada y la juerga a destiempo! De la misma forma que todos estamos hartos de los recortes, también estamos de convocatorias de manifestaciones y huelgas. Por ese camino no se llega a ninguna parte. Hay otras soluciones.
No entiendo que las manifestaciones no se le hicieran a Rodríguez Zapatero, y a los propios sindicatos, verdaderos causantes de no haber hecho los deberes para evitar la crisis. Hoy casi nadie cree a los sindicatos de clase: no solo son el fraude más visible de una sociedad amordazada, cansada y casi desesperada sino que también son un motivo del hazmerreír social.
Tengo muy claro que el anteproyecto de la LOMCE (Ley Orgánica de Mejora de la Calidad de la Educación) está generando muchos interrogantes, preocupaciones y ‘zonas oscuras’. Si sale adelante, será el profesorado quien cargue con el peso, cosa que no debe sorprender a nadie, como no sorprende que sea el profesorado el mejor y más importante pilar del sistema educativo. Incluso voy más lejos: cuando una ley es mala, el profesorado reorienta su trabajo y éste siempre acaba por hacer buena a esa ley, por muchos fallos e incongruencias que tenga en su redacción y contenido.
No veo acierto en la redacción y contenido del anteproyecto de LOMCE. Hace unos días leía un comentario de la Asociación Nacional del Profesorado que me llamó la atención, sobre todo porque hay organizaciones que sí tienen las ideas claras. Esa organización decía que toda reforma educativa se debe sustentar en varios pilares: “consenso político, diálogo social y, sobre todo, financiación económica”. Está claro que esa organización sí sabe dónde se cruzan los caminos.
También tengo muy claro que con la LOMCE no existen esos pilares, porque ha surgido sin consenso y sin diálogo social. Por cierto, de financiación económica,… nada de nada. El peso acabará recayendo en las CC.AA., que tienen sus finanzas hechas unos zorros. Si falta el consenso, las reformas duran el tiempo que tarda en cambiar el Gobierno de color.
Tampoco observo motivación en el profesorado, y menos tras los recortes salariales y la disminución de derechos laborales. Echo en falta una memoria económica para la LOMCE, porque sin ella no es viable la reforma en el tiempo ni alcanzables sus objetivos. El ministro de educación debería leer cómo se elaboró la memoria económica de la Ley General de Educación, de Villar Palasí.
Finalmente quiero recalcar que el anteproyecto de ley se contradice sobremanera con la realidad. Hoy la educación pública está sufriendo y atraviesa un momento de desencanto y falta de perspectiva. Ni siquiera hay razón para esta reforma. Doy fe.
¿Quieres envíar un comentario?
Comentarios(1):
Bastante de acuerdo, Jesús, pero qué se puede hacer cuando te arrastra el rodillo de la mayoría absoluta, de manera absoluta. La manifesttación es uno de los recursos, quizá el único pues lo contrario sería mera resignación y hay muchas cosas que desbordan el plato. A ZP le hicieron sus manifestaciones y protestas públicas, proporcionalmente más que a Rajoy.