Noticias de Cantabria
01-12-2016 15:52

Maltrato y represión de Maduro

Es inentendible que se permita seguir en esa línea al bananero presidente, Nicolás Maduro, y a toda su tropa de corruptos, corruptores y corrompidos.

Tengo en mis manos una carta de un joven venezolano y otra de su padre. La lectura de ambas me demuestra, una vez más, la podredumbre a la que tiene sometida Nicolás Maduro al pueblo. Sigue los caminos ominosos que ya iniciara en su día el ‘gorila rojo’ y que ahora parece marcarle el famoso ‘pajarito’ que se le aparece en sueños. Se cree por encima del bien y del mal: lo mismo se pasa por el arco del triunfo las leyes venezolanas que pisotea a la oposición o se garantiza con amenazas el apoyo del ejército; por cierto, el ejército venezolano es el más corrupto del continente americano, muy alejado de aquel sector del ejército colombiano que se brindaba a lo que fuera necesario y hacía a todo: droga, prostitución, raptos, asesinatos y secuestros nocturnos, entre otras lindezas.

Cada vez están más harto de Maduro tanto el pueblo como muchos otros países sudamericanos. Y de ello dan claro ejemplo los estudiantes universitarios y no universitarios con sus manifestaciones contra el régimen. El pueblo ya no soporta el desprecio de “Maburro” a la oposición y a las leyes. Muchos de esos estudiantes que se manifiestan son, en este momento, presos políticos. Y lo son por el simple hecho de pensar diferente, además de defender sus derechos pacíficamente en grupo y en voz alta. A esas actitudes, el dictador Maduro las considera alta traición y lo mismo le da pactar con los jueces cuatro años de sanción, un tiro en la nuca o una paliza mortal. Doy fe.

Sigo leyendo las cartas, de las cuáles se me ha insistido que me haga eco. Tras la última manifestación de universitarios, el ejército venezolano ha capturado a los  amotinados y los ha metido en prisión, con la acusación de cometer delitos contra la patria y contra su persona. Siempre los dictadores acaban por confundir ambos conceptos y terminan por pensar que son lo mismo. Pues bien, ni Maduro es Venezuela ni Venezuela quiere a Maduro.

A esos jóvenes –muchos de ellos apenas sobrepasan la veintena– los adiestrados y corruptos jueces de Venezuela los están acusando de terrorismo y asesinato. Algunas alumnas llegaron a prisión  con numerosos golpes, ensangrentadas y, al parecer, alguna de ellas fue violada. Es inentendible que se permita seguir en esa línea al bananero presidente, Nicolás Maduro, y a toda su tropa de corruptos, corruptores y corrompidos.

Lo que también es grave es que, según los abogados –sigo casi al pie de la letra las cartas– hay jueces que son conscientes de la inocencia de los muchachos y muchachas, pero tienen miedo a liberarlos porque el presidente –Nicolás Maduro– acabará por tomar medidas represoras contra ellos; no sería la primera vez que aparecía un juez o jueza ametrallado en la calle, atropellado por un vehículo militar o sorprendido a la vuelta de una esquina. ¿Lo más triste? Nunca pasa nada, siempre queda como mero accidente.

No es justo, y  mucho menos ético  –leo en la carta– que unos jóvenes que están a punto de graduarse, estén ahí, en la cárcel, presos cual delincuentes. Una prisión de la que no saben cuándo podrán salir y ni siquiera si saldrán. A día de hoy llevan algo más de un mes privados de libertad, casi sin poder ver a sus familias.  Al parecer, apenas cinco minutos de visita los miércoles.

 

Hoy lo dejamos aquí, pero no es todo. Eso sí, dado que la familia nos pide que evitemos nombres, así lo haremos para que las penas no se incrementen o se adopten medidas represoras y de castigo físico contra los estudiantes.

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