La cultura maya
Ya han pasado cuatro décadas desde que estudié las culturas precolombinas de América con el Prof. Escandell en la Universidad de Oviedo; en aquellos momentos, poco se sabía aún de las mismas y muchos de los yacimientos mayas yacían bajo un manto de vegetación que hacía difícil su conocimiento, interpretación y estudio…

Sin embargo, el tema me subyugó y adquirimos unos conocimientos generales sobre todas las culturas que se encontró Colón y el resto de los descubridores y conquistadores, dotadas de significativos elementos que, en algunas ocasiones, superaban las que tenía el Viejo Mundo o continente europeo, como es el caso de los conocimientos astronómicos, lo que obligó a que rectificásemos algunos errores en la contabilidad del tiempo de nuestro calendario juliano-gregoriano.
Hace unos días, cuando en estas décadas pasadas muchos de sus monumentos se han puesto en valor, he tenido ocasión de visitar algunos de los lugares emblemáticos de la cultura Maya en la península de Yucatán (México): Chichén Itzá, Uxmal, Cobá, Tulúm, Sayil, Mayapán, Museo Maya de Cancún, etc. He admirado su cultura, sus tradiciones como el “juego de pelota” (Pok ta pok) y los magníficos templos, a alguno de las cuales he podido ascender, como el piramidal de Cobá (En la foto, junto a uno de los templos de Chichén Itzá).
Y en torno a toda esta milenaria cultura, a los lujuriosos paisajes y a la belleza y bondad del azulado mar caribeño, se ha generado un gran impulso turístico en la llamada Rivera Maya y el conjunto urbano y turístico de Cancún, que atrae a ingentes cantidades de turistas de EE. UU., Europa y otras zonas del Planeta. Todos conocemos parejas que escogen estos lugares para pasar la luna de miel o personas que simplemente desean descansar, gozar del lugar y conocer esta interesantísima cultura.
Respecto a la cultura Maya, aún queda mucho camino para descubrir, excavar, restaurar y estudiar científicamente la ingente cantidad de restos que existen en esta zona. Una buena oportunidad para que los científicos españoles y mexicanos, cuyas respectivas universidades y gobiernos podrían establecer acuerdos, se dedicasen a estudiar y poner en valor los restos de esta cultura, desarrollando al tiempo un sistema similar al programa europeo Erasmus, que ya está en estudio, para que Europa y Latinoamérica vuelvan a unir sus inquietudes y ofrezcan al Mundo todo lo que aún permanece ignorado.
En cuanto al desarrollo turístico y económico de la zona, generado en las últimas cuatro décadas, sería bueno aprender de las muchas cosas positivas que he podido observar; algunas cadenas hoteleras españolas ya se han instalado y también existen otros negocios regentados por españoles.
Y si divertirse quieren, hay lugares emblemáticos como Xcaret, Xoximilco, Xplor, Xnotes, Xel Há, etc., la visita a los cenotes existentes o la “movida” nocturna de la zona hotelera de Cancún, que no dejará indiferente a ningún visitante.
Un último detalle: frente a la muy frecuente y desabrida educación y falta de respeto, la impaciencia y el desprecio a las normas que se suele mostrar en nuestro país, destaca la (exquisita) educación y trato de los mexicanos en la atención a los visitantes, rayano a veces en el servilismo. Otro detalle curioso que pude observar y es que a los mexicanos nos les da grima la bandera española, como pude observar en el espectáculo ecuestre que presencié en Xcaret, respeto que no siempre sucede acá a nuestra enseña nacional.
Ahorita mismo les podría contar muchas más cosas…
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