Noticias de Cantabria
11-04-2012 11:15

Hipocresía socialista

El socialismo del siglo XXI es una forma rácana y aprovechada de disfrutar de los ahorros de los demás, gastar lo ajeno y echar la culpa al maestro armero cuando ven vacía la hucha.

“El grupo socialista está absolutamente dispuesto a echar una mano. Sabemos perfectamente lo que es gestionar una crisis. Llevamos tres años de crisis y tres meses de caos”, ha dicho Soraya Rodríguez, la ‘vocera’ socialista en el Congreso. Uno se lo creería si no fuera por las barbaridades que hemos tenido que presenciar durante el último “septenio negro” del socialismo a la española. No hay más que echar un vistazo al tremendo elenco de subvenciones y entes subvencionados para comprobar que esta Soraya, la socialista, sigue tan perdida, desconcertada, desacreditada y desacertada como de costumbre.

Eso de estar dispuesta a echar una mano a Mariano Rajoy no se lo cree ni ella. No puede soportar el socialismo la forma en que el PP ha destapado todas sus arbitrariedades, barrabasadas y nepotismo en nombre de una ideología obsoleta, tendenciosa, arcaica y finiquitada. Es una evidencia que el socialismo del siglo XXI es una forma rácana y aprovechada de disfrutar de los ahorros de los demás, gastar lo ajeno y echar la culpa al maestro armero cuando ven vacía la hucha. Ahí tienen --por si alguien no entiende la definición anterior-- el déficit de gestión del PSOE en estos años pasados y cuyo ‘premio’ lo alcanzaron el 20-N con el peor resultado parlamentario de su historia, apenas 110 diputados.

No vamos a entrar en cómo Soraya, la ‘vocera’ socialista del Congreso, ha contribuido a hundir al socialismo de Valladolid, con sus patrañas, sus mentiras, su maleta de incongruencias y sus dardos envenenados contra sus contrincantes. Aún recuerdo cómo se pasó toda una campaña electoral achacando a Herrera Campo que se marcharía a la política nacional en cuanto pasaran las elecciones y lo mismo hizo con el ínclito alcalde de Valladolid, Francisco  Javier León de la Riva. Curiosamente, aunque no sorprendente, fue ella quien se largó en cuanto pudo, dejando descompuesto, airado, herido e indefinido al cuadro socialista del consistorio vallisoletano. ¿Me preguntan por el destino que aceptó? Pues marchó a Cooperación internacional. A vivir…. ¡Y cómo vivió! Mejor no entrar ahí para no incurrir en responsabilidades de gravedad.

En lo único que ha tenido razón Soraya, la ‘vocera’ socialista parlamentaria, es en la falta de voluntad de diálogo de Mariano Rajoy y de todo su Gobierno. Cuando se hace un recorte brutal, como el que estamos presenciando, hay que saber explicar al pueblo esas medidas. De no hacerlo es cuando surgen las sospechas y el malestar generalizado. Al Partido Popular le falta comunicación, porque no dispone de gabinetes de prensa preparados ni modernos.

 Estamos hartos de denunciar esa situación, como denunciamos las improvisaciones de las que hace gala el PP, pero se siguen refugiando en su poltrona. No desean que les molesten: no hay más que mirar a Castilla y León para comprobar que, cuando algún funcionario denuncia irregularidades del Gobierno regional, le amenazan con expedientes, apercibimientos y demás zarandajas. Por eso se han convertido los asesores políticos del Gobierno autonómico y de muchos de sus Servicios periféricos en auténticos descerebrados y despreciados para la población. 

Con la nueva medida de recortar 10.000 millones de euros entre Sanidad y Educación, no se entiende la torpeza ni la cobardía de Mariano Rajoy. Esa medida es para ir corriendo al Congreso de los Diputados a dar la cara y explicar el motivo o los motivos. Apenas tres meses de Gobierno y el desgaste es mayúsculo. 

Precisamente donde más hay que recortar es donde menos se toca: órganos de la administración, asesores, edificios, sindicatos, partidos, parlamentos,… Lo más grave de todo es que no se han tocado las comunidades autónomas, verdadero nido de gastos, despilfarro, disfunciones, duplicidades, ‘raterismo’ político, fundaciones inservibles, coches oficiales para ir a tomar café y todo un sinfín de atropellos que se denuncian día tras día en los medios de comunicación.

Jesús Salamanca Alonso

 

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