En caída libre
Podemos estar ante el fin del zapaterismo. Esa corriente fiel a Rodríguez Zapatero –más conocido como “Vendeburras” en su Valladolid de nacimiento y en su León de pacimiento—que tanto daño ha hecho a España y que se caracteriza por la destrucción de tres millones y medio de puestos de trabajo, congelación de las pensiones, ‘atraco’ a los sueldos del funcionariado, ineficacia contra la crisis, ...
......incompetencia gubernativa, vagancia, dejadez y cameo con el sindicalismo barato y de clase, entre otros.
Podemos estar ante el fin del zapaterismo. Esa corriente fiel a Rodríguez Zapatero –más conocido como “Vendeburras” en su Valladolid de nacimiento y en su León de pacimiento—que tanto daño ha hecho a España y que se caracteriza por la destrucción de tres millones y medio de puestos de trabajo, congelación de las pensiones, ‘atraco’ a los sueldos del funcionariado, ineficacia contra la crisis, incompetencia gubernativa, vagancia, dejadez y cameo con el sindicalismo barato y de clase, entre otros. Al Partido Socialista le ha fallado esta vez la comunicación, aunque más bien creo que no han sabido reaccionar, convencidos del daño que han infringido a la ciudadanía y al Estado.
Creo que es la primera vez que no se sienten ganadores todos, una vez celebradas las elecciones. Y eso es digno de alabanza. Casi siempre suelen buscar hasta la estrategia más peregrina para salvar la cara. Bien es verdad que lo que les gustaría es asentar las posaderas y no levantarlas en cuatro años. No es fácil reconocer las derrotas, pero esta vez el socialismo no ha tenido más remedio porque ha salido trasquilado en todas partes. Por eso debe volver a sus cuarteles de invierno, reflexionar, atravesar el desierto y, a ser posible, perderse por ahí. Hasta Izquierda ‘Hundida’ suele ganar siempre, con lo que ya me dirán ustedes.
El PSOE se juega mucho estos días. Por eso debemos incidir en la destrucción y en la aniquilación del zapaterismo, antes de que el daño sea mayor e irreversible. Hoy, en pleno siglo XXI, está suficientemente demostrado que votar socialismo es votar indignidad, dejadez, desidia, atropello y corrupción. Incluso podríamos añadir: colaboración con banda o bandas armadas y engaño permanente a la población.
Actualmente el socialismo a la española es un hervidero. Las cuchilladas nocturnas están a la orden del día y ya se han levantado los perjudicados. El enfrentamiento es un hecho, con lo que comprobamos de nuevo que no les interesa España ni las penalidades por las que atraviesa sino su partido. Por cierto, las primeras del PSOE nos importan tres cominos y dos hojas de laurel a los ciudadanos. Ha llegado el momento en que, tanto Chacón como Rubalcaba, están desautorizados por el hecho de haber obedecido al pie de la letra los mandamientos de la vulgaridad zapateril, bendecida por Pepiño y santificada por Aído, Pajín, Garmendia y demás figuras parapetadas tras la nada y el despilfarro.
El PSOE precisa con urgencia un congreso extraordinario para dar salida a la actual cúpula, sobradamente podrida, y atravesar la soledad del desierto. Nadie duda que el socialismo haya hecho méritos suficientes para estar alejado del poder durante unos pocos quinquenios, al menos hasta que corrija sus múltiples errores, cambie de doctrina y permita que se resuelva el 11-M, asumiendo las responsabilidades que procedan.
Hace unos días decíamos que el PSOE iba a sacar muy malos resultados pero confieso que han sido peores de lo esperado, pues han sido cosecha catastrófica en comunidades y Ayuntamientos. Ha llegado el momento del naufragio y la ciudadanía lo va a agradecer, porque la creación de empleo no llegará hasta que se genere confianza empresarial y con Zapatero esa confianza quedó destruida hace tiempo. Y esa confianza la va a traer la convocatoria de elecciones generales. Europa le pedirá a Zapatero que no se mueva y que deje de jugar a la política. Ahora mismo es un cadáver político.
El socialismo ha puesto rumbo a la catástrofe, a la vez que se encuentra en caída libre, mientras es observado con precisión desde el interior y desde el exterior. Aire nuevo es lo que necesita el Estado. Y lo necesita ya.
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