Diana de todos los dardos
Hoy nadie duda que Rodríguez Zapatero está más acabado que las maracas de Antonio Machín, hasta el punto de ser ya un ‘cadáver flotante’ en las aguas del PNV y en la perseverante ruindad de Coalición Canaria.
Se ha convertido en la diana de todos los dardos, lo mismo desde la propia izquierda que desde la derecha racional, la irracional y la cavernícola. Incluso desde Izquierda ‘Hundida’ le dan balonazos dialécticos y le insultan, así como le critican el hecho de haber pactado con la derecha más derrochadora y ‘conservadura’ que representa el nacionalismo vasco.
Cada vez son más las muestras de oposición que recibe. El desorientado líder de la izquierda radical y ‘desunida’ le acusa de haber elegido los principios de la derecha y, más concretamente, los fabricados por FAES. ¡Hace falta ser tercermundista de la política y desconocer ésta por dentro! Claro que… ¡Así les cubre el pelo! El tal Lara, señorito Cayo, se ve desbordado porque la política que pretender llevar a cabo Rodríguez Zapatero es la que sabe y pretende hacer la izquierda radical, esa que se conoce cada vez más como satírica ‘izmierda flotante’. Ha comprobado Cayo que Zapatero le quita su aspiración política, porque se ve reflejado en el espejo. Entre primos carnales se ‘abofetean’, porque uno le quita al otro su política de acción y con ello se confirma el pleno desvanecimiento del comunismo aburguesado y endiosado.
Hoy, finalizado el primer decenio del siglo XXI, la mal llamada izquierda no representa casi nada y a casi nadie, excepto a grupúsculos influenciados por la catastrófica LOGSE; ni siquiera los sindicatos verticales y unificados representan a los trabajadores: pongan como ejemplo la huelga del 29-S, donde ni siquiera la han sacado adelante y donde las amenazas, la represión, el bandidaje y la ‘kale Borroka’ han puesto sobre el papel de la realidad qué son, a qué aspiran y en qué espejo se miran. Si ahora el comunismo es un muerto que vive alimentado por el socialismo aburguesado y aterciopelado, el propio socialismo es un cadáver al que hay que enterrar sin esperar más, con el fin de que no continúe dañando las estructuras básicas de la sociedad. Y ya verán ustedes como no faltan energúmenos que nos llaman facha y lindezas por el estilo. Pero es su realidad y no les gusta verse jugando en su propia mentira.
Cuando el socialismo acomodado y ‘conservaduro’ intenta defender lo indefendible, demuestra que vive muy alejado de la realidad diaria. Ahí tienen los abucheos e insultos del 12 de octubre. Un claro desprecio al presidente del Gobierno que, dicho sea de paso, lo merece con creces y más; cualquier desprecio e improperio que reciba forma parte de la frustración de la ciudadanía y debería callarse, en vez de decir tonterías sobre si “eran grupos organizados”, “estaba toda la ultraderecha” o “eran unos energúmenos”. También él se sentía frustrado de sí mismo y del permanente ridículo que le acompaña allí donde acude.
Los improperios del 12-O iban dirigidos a él y a su gente exclusivamente, sobre todo a quienes más daño han hecho a la ciudadanía, al ejército, a la economía y a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Los insultos más graves procedían de sectores de la izquierda y de parados que, pertrechados con banderas del Mundial de fútbol (no se vio ningún ‘aguilucho’ de San Juan), dirigían sus gritos al campeón mundial del paro. Y a esos gritos se unieron cientos de familiares de la Guardia Civil y del ejército, además de ciudadanos anónimos que ven cómo pretenden descuartizar España, arruinar su futuro y tergiversar la realidad, la ética, los valores sociales y el mundo laboral.
Y, mientras Zapatero es abucheado con intensidad y justicia, las ‘niñas cuota’ siguen aprovechando su ignorancia y desprecio al ciudadano para pasar “del trapito a la seda”, como dice un semanario de política. ¿Acaso no es legítimo que quien más daño ha hecho a la sociedad española se convierta en diana de todos los dardos? Y aquí no acabará todo. Cualquier acto público donde acuda el presidente, Rodríguez Zapatero, será un momento adecuado, idóneo y acertado para la reivindicación y las muestras de rechazo. Al tiempo. Su ciclo ha terminado y lo más triste es que lo ha hecho con desprecio, deshonor y arrogancia.
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Comentarios(2):
Estoy con usted. Me gusta el planteamiento que hace. Creo que es bastante realista y acertado.
Yo también estoy de acuerdo con usted en que se le puede llamar facha aunque me parecería un calificativo excesivamente banal y benevolente. Se expresa bien, con corrección y el respeto del que es capaz.