Descontrol de mentiras
Hace un año que el Partido Popular aprobó la reforma laboral actual, tras fracasar estrepitosamente la reforma del Gobierno anterior, pero no ha dado sus frutos. El paro sigue en ascenso, el 57,6% de los jóvenes menores de 25 años no tienen empleo y serias dificultades para encontrarlo
. Los recortes tampoco han dado sus frutos en positivo o, mejor dicho, sí han dado algunos frutos: la medida ha cabreado sobremanera a funcionarios, parados, empleados, personal laboral, estatutario y, lo que es más importante, han servido para concienciarse de cara a las próximas elecciones.
No hay duda que la ciudadanía se siente engañada, de la misma forma que se sintió defraudada con las mentiras del ex presidente Rodríguez Zapatero. El ex presidente nos mintió respecto a ETA, sobre la crisis, las finanzas, las ‘bondades’ de la banca, el carbón, la administración pública, el empleo, la reforma laboral, los brotes verdes y un sinfín de temas. Mariano Rajoy no nos ha echado muchas mentiras; solo nos ha echado una, pero ha sido general desde que tocó poder: no salen de Málaga y se meten en Malagón. La bola empieza a ser incontrolable y descontrolada.
Por tocar un asunto de gran importancia, no hay más que ver cómo nos vendieron las huestes ‘marianas’ la reforma laboral. Ésta iba a evitar los despidos, se iban a crear empresas, el trabajador tendría más estabilidad en el puesto de trabajo y bajaría el paro. Eso para empezar. Sin embargo, la realidad es otra: con el dato de parados que se han creado en 2012, ya se ponen los pelos de punta. Hablamos de casi 700.000 nuevos parados, lo que quiere decir que la actual tasa de paro alcanza el 26,8%.También resulta muy negativo que haya caído la contratación en casi un 5,3% y que los EREs lleguen a casi 20.000; es decir 11.000 más que en 2011 si echamos mano de númerosredondos. Estamos ante un máximo histórico de parados. Incluso voy más lejos: estamos ante el fracaso más sonado y el desastre más espeluznante de un Gobierno liberal que se resiste a dar explicaciones.
Si nos hacemos la pregunta sobre para qué ha servido la reforma laboral, es fácil contestar: para rebajar salarios, devaluar el trabajo, desestructurar la economía, eliminar infraestructuras, arruinar familias, profundizar en la recesión y generar un malestar como nunca se había conocido.
!Pobre Mariano! Con todos esos datos y los suculentos sobres repartidos y recibidos, con Bárcenas de protagonista, tiene menos futuro que un caramelo en la puerta de un colegio y menos credibilidad que un concejal en campaña electoral. Su gente perdió la vergüenza y la ciudadanía les ha perdido el respeto. ¿Y la monarquía con el instituto del ‘empalmado’? Otros que tal bailan respecto a la pérdida de respeto, pero eso es para otro día.
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