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Opinión 03-08-2019 07:00

Francisco González de Posada obtiene su sexto doctorado… por Pedro Arce Díez

Conocí a Francisco González de Posada (Cádiz, 1942) hace ya más de tres décadas con ocasión de su empeño en dar a conocer en Cantabria y en todo el orbe la figura del sabio iguñés, Leonardo Torres Quevedo, empeño que ha continuado su hijo y nos deleita frecuentemente con magníficas conferencias sobre el “más prodigioso inventor de su tiempo”.

 

        En esos años de finales de la década de los años ochenta del siglo pasado iniciamos nuestra amistad que dura hasta los tiempos actuales y colaboré con él en algunas iniciativas de los Amigos de la Cultura Científica que él presidía, aquí en Cantabria y en otros espacios, como en las jornadas de la Universidad Internacional de la Axarquía en Veléz-Málaga donde aportamos arte, gastronomía y folklore de nuestra región.

 

      Francisco González de Posada es de ascendencia jándala, pues su abuela descendía de las Asturias de Santillana y él lleva en la sangre la hidalguía, la honradez, el valor y el esfuerzo hasta límites insospechados. Es doctor ingeniero de Caminos, Canales y Puertos por la Universidad Politécnica de Madrid, Licenciado en Filosofía y Letras (Sección Ciencias Sociales) por la Pontificia de Salamanca y Licenciado en Ciencias Físicas por la Complutense de Madrid, época en la que fue especial colaborador de nuestro cardenal Ángel Herrera Oria, en el Colegio Mayor Pio XII de Madrid. Trabajó como ingeniero en obras en España y América, ha sido investigador del Laboratorio de Hidráulica del Centro de Estudios y Experimentación de Madrid, donde fue director del Departamento de Hidrología Científica y profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid.

 

       En 1977 obtiene, por oposición, la Cátedra de Fundamentos Físicos en la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la aún Universidad de Santander (1977-87), donde fue Rector de la misma (1984-1986) y durante su mandato, pasó a denominarse Universidad de Cantabria, además de poner en marcha en 1985 los primeros Cursos de Verano, que tanto prestigio han dado a la misma y que acaban de cumplir tres décadas y media de trayectoria; igual que había hecho Molledo unos lustros antes, Laredo aprovechó esta circunstancia para hacerle Hijo Adoptivo de la ciudad pejina. Ha sido Catedrático de Física Aplicada en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid (1987-2012). También ha sido Presidente del Grupo Interuniversitario de Trabajo de Análisis Dimensional.

 

        Igualmente, fundó las Universidades de Verano Internacional de la Axarquía, Real Valle de Camargo y Lanzarote en las Islas Afortunadas. Sus primeros tratados los dedicó a la serie “Álgebra y análisis vectorial y tensorial” que consta de ocho volúmenes, de Editorial Alhambra, una obra de carácter técnica y docente. Es autor de más de un centenar de libros científicos (Matemáticas y Física), de filosofía e historia de la ciencia; ha sido director de una veintena de tesis doctorales y autor de cerca de dos centenares de trabajos en revistas especializadas. Ha dictado más de 700 conferencias. Presidente de numerosos Congresos, Simposios y Reuniones científicas, también ha comisariado numerosas exposiciones científicas y artísticas.

 

         Ha dedicado muchos años de su actividad intelectual a revitalizar las figuras de personajes medio olvidados, especialmente nuestro sabio Leonardo Torres Quevedo sobre el que ha escrito muchos libros, ha impartido decenas de conferencias y ha realizado gestiones diversas como la erección de un monumento a Torres Quevedo en Santa Cruz de Iguña por suscripción popular y sufragando la mitad del coste de la estatua del sabio que hoy puede verse en la Universidad de Cantabria, y a cuya inauguración no fue ni invitado.

 

          González de Posada, además de su preocupación por la filosofía de la ciencia y la historia del pensamiento, ha sido promotor de asociaciones, reuniones, exposiciones y otras actividades de divulgación científica. En Cantabria creó en 1979 el Aula de Cultura Científica de la Universidad de Santander y la Asociación de Amigos de la Cultura Científica, de la que es presidente desde 1983. Promovió la creación del Premio Nacional de Investigación Tecnológica “Leonardo Torres Quevedo” y las exposiciones sobre científicos montañeses.

 

        Se ha hecho acreedor a la Medalla de Honor al Fomento de la Invención (1995), Medalla de la Universidad Politécnica de Madrid (2009) y Medalla de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, en 2011. Es Académico Numerario de la Real Academia Nacional de Medicina (1998); Académico de Honor de la Real Academia de Medicina de Cantabria (2000); Académico Honorario de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Cádiz (2002); Académico Correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (2002); Académico Correspondiente de la Real Academia de Ciencias, Bellas Artes y Buenas Letras de Écija “Luis Vélez de Guevara” (2002); Académico Correspondiente de la Real Academia Nacional de Farmacia (2002); Académico Numerario de la Academia de Ciencias e Ingenierías de Lanzarote (2003); Académico Correspondiente de la Real Academia Hispano Americana de Cádiz (2003); Asambleísta de la Asamblea Amistosa Literaria (2004); Académico Correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de Cádiz (2005); Académico Honorario de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Granada (2005); Miembro de Número del Ateneo de Cádiz (2005); Miembro de Número del Instituto de Estudios Canarios (2005); Asambleísta de Honor de la Asamblea Amistosa Literaria (2007); Académico de Honor de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Santa Cruz de Tenerife (Canarias) (2008); Académico Correspondiente en Madrid de la Academia de Bellas Artes “Santa Cecilia” de El Puerto de Santa María (Cádiz) (2009); Académico Correspondiente de la Real Academia de San Romualdo de Ciencias, Letras y Artes San Fernando (Cádiz) (2010); Miembro del Consejo Asesor de la revista Corintios XIII (2010); Cofrade de la Cofradía Internacional de Investigadores (Toledo, 2011); Miembro del Comité Científico de LLull, revista de la Sociedad Española de Historia de la Ciencia y la Técnica 2011); Socio de la Real Sociedad Menéndez Pelayo (2012) y Miembro del Centro de Estudios Montañeses (2013), entre otros.

 

       Pero, además, reúne varias curiosidades en su persona: fue presidente de Cáritas Española entre los 1973 y 1976 y cada año imparte ejercicios espirituales a las monjas de Laredo, pues nuestro personaje es Doctor en Teología. Y no se ha quedado ahí, pues en estos últimos años y aprovechando su jubilación docente, después de casi medio siglo en las aulas, ha realizado y aprobado con la máxima calificación, varios doctorados, con lo que ya tiene seis títulos de Doctor: a los ya citados de Doctor ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y Teología, hay que añadir los de Filosofía, Sociología, Medicina y, desde hace unos días, el de Filología, con un trabajo magistral sobre “La formulación lingüística de los personajes femeninos en Delibes: de la realidad sociohistórica al realismo literario”, que defendió en la Universidad de Alcalá de Henares.

 

       Yo, por lo poco que le conozco, creo que es una persona de frenética actividad y a veces no sé muy bien cómo ha podido estar en tantos sitios a la vez y brillar siempre con luz propia, aunque su humildad y saber estar le hace pasar desapercibido (Y quizás no le guste demasiado este artículo y le llegue a sonrojar).

  

¡Y Cantabria probablemente siga teniendo una deuda con quién llegó a esta tierra y aún sigue en ella, volcándose en cuantas iniciativas consideró, y sigue considerando, positivas para la misma!

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Comentarios(1):

Edu - 03-08-2019

Doctor en Conocimiento del Saber