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Opinión 30-05-2019 11:35

Centenario del Cerro de los Ángeles, por Juan Goti Ordeñana

El próximo treinta de mayo va a ser el centenario de la consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús, desde el monumento del Cerro de los Ángeles, que se construyó con la aportación de miles de españoles que colaboraron con su ayuda económica. Monumento erigido en Getafe, precisamente en el lugar que se consideró el mismo centro de España, y que despertó grandes odios en los momentos de la II República.

 

La primitiva construcción estaba formada por un gran bloque, obra del arquitecto Carlos Maura Nadal, y por unas tallas del escultor Aniceto Marinas. El 30 de mayo de 1919 fue inaugurada solemnemente por el Rey Alfonso XIII, tras la consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús, respondiendo a un hondo sentir de los católicos.

El monumento consistía en una imagen de Jesús de nueve metros de alto, y, además, contaba de dos grupos escultóricos en los laterales, uno representando a la Humanidad santificada, formada por un grupo de santos, y el otro a la Humanidad que camina hacia la santificación, ésta sugerida con figuras de personas sencillas caminando hacia el cielo mediante la práctica de la caridad, y el amor como manifestación de la hermandad, que se ha de desarrollar entre las personas.

No muchos años después de su inauguración, fue la imagen con la que se ensañó la otra España, la del odio a la religión católica. Un pelotón de anarquistas venidos de Madrid, llevaron a cabo, el día 28 de julio de 1936, la pantomima del fusilamiento del monumento. Un rito en el que se ve el fusilamiento de la imagen del Corazón de Jesús. El hecho fue fotografiado por un reportero de Paramount. La impactante imagen salió inicialmente en el londinense Daily Mail con el pie de foto «The “Spanish Reds” war on religion» y, seguidamente, en la prensa republicana que la calificó como la «desaparición de un estorbo».

Este hecho no fue más que simbólico, pues la piedra aguantó los impactos de las balas, que no hicieron más que mostrar el sentimiento de odio de una facción de republicanos. No fue suficiente esta ofensa, sino que pocos días después, se procedió a la demolición de las esculturas, primero con instrumentos manuales, pero viendo la dureza del material con que estaba edificado, se recurrió a la dinamita para conseguir su voladura.

La prensa republicana que comentó el hecho y publicó la fotografía del fusilamiento, aprobó el suceso y le dio una gran publicidad. El Ayuntamiento de Getafe, con aprobación del Gobierno de la República, cambió el nombre del Cerro, denominándolo «Cerro rojo», nombre que conservó hasta el final de la guerra civil.

Años más tardes las fotografías dieron la vuelta al mundo, con las que se pretendería justificar la represión contra los revolucionarios por parte del mundo católico.

Cambiadas las circunstancias políticas se volvió al nombre primitivo del Cerro de los Ángeles y a construir de nuevo el monumento, teniendo en cuenta el que había sido destruido. En 1944 volvió a edificarse según el proyecto del arquitecto Pedro Muguruza Otaño y Luis Quijada Martínez. La obra escultórica compuesta de la imagen del Sagrado Corazón y su pedestal fue obra del mismo Aniceto Marinas, y los grupos escultóricos, en este caso, obra de Fernando Cruz Solís. El nuevo monumento se inauguró en 1965, y a los diez años se le añadió la cripta que no estaba en el primer proyecto. Cristo aparece con los brazos abierto abarcando a todos y está rematado con la leyenda «Reino de España».

La mala interpretación de la historia surge con facilidad en este país, y no es que éste sea el único hecho, pero podemos recordar, como un dato significativo, aquel fusilamiento de la imagen del Sagrado Corazón de Jesús del Cerro de los Ángeles. El 28 de julio de 1936, unos milicianos disparando a la imagen mostraron la intención de fusilar la fe del pueblo español. A los pocos días, no contentos con tan degradante actuación, intentaron borrar todo rastro poniendo unas cargas de dinamita para derribar hasta la idea de lo que habían construido sus opositores. Este hecho es signo de la ignorancia y del odio, que una parte de la sociedad guardaba para la otra parte de creyentes.

¿Qué sentido tuvo? Igual que negar ahora con una ley de la Memoria Histórica la existencia de cuarenta años de historia, lo cual no es sino el desahogo de la pérdida del sentido de nación. Parece, un absoluto dislate, que unos grupos estén empeñados en basar la convivencia de este país en el odio y la incomprensión. Nos quejamos de la existencia de una leyenda negra contra España, que en otro tiempo nació fuera, pero hoy día se está fomentando una leyenda negra por ciudadanos de esta nación. La mala interpretación de la historia en España surge con facilidad, y no es éste el único hecho, pero podemos recordar aquel fusilamiento de la imagen del Sagrado Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles, como un gesto significativo que debe llevar a la reflexión, para caminar hacía una comprensión de la existencia de otro pensamiento, que también tiene derecho a existir y manifestarse, y aún más es el que marca muchos siglos de la historia de España.

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Comentarios(1):

ciudadano santander - 29-05-2019

GLORIA A DIOS Y A ESPAÑA