Los linces ibéricos evitan zonas humanas si viven en territorios al contrario que los están en dispersión, según estudio
En el caso de los linces ibéricos que son liberados tras su cautividad buscan refugio y evitan el contacto con el ser humano
MADRID, 5 (EUROPA PRESS)
El comportamiento y adaptación a nuevos territorios del lince ibérico varía notablemente en función de cada etapa de su vida, lo que aporta una información "clave" para asegurar el futuro de la especie, según ha revelado un estudio internacional publicado en 'Journal of Animal Ecology', liderado por investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).
El estudio --que se ha llevado a cabo junto a investigadores de la ETSI Montes, Forestal y del Medio Natural, que han participado en el proyecto europeo 'Life Lynxconnect'-- ha analizado en detalle los movimientos de un total de 124 linces equipados con GPS.
De este modo, los individuos establecidos en un territorio evitan las infraestructuras y las zonas con presencia humana, mientras que los que se encuentran en dispersión, es decir, buscando nuevos territorios, son capaces de atravesar áreas humanizadas, combinando estos desplazamientos con el uso de zonas más escarpadas y con denso matorral donde encuentran refugio.
En el caso de los linces recién liberados en el medio natural, muchos de ellos procedentes de programas de cría en cautividad, muestran una actitud más prudente, ya que buscan refugio constante y evitan el contacto con el ser humano mientras exploran su nuevo entorno.
Según los investigadores, estos patrones de movimiento demuestran que no todos los linces responden igual al paisaje ni a la presencia humana. "Comprender estas diferencias nos da herramientas esenciales para planificar mejor la gestión de su hábitat y la ubicación de las zonas de reintroducción y los corredores que conectan las poblaciones", han explicado.
Esta investigación se enmarca en el proyecto europeo 'Life Lynxconnect', cuyo objetivo es consolidar una red de poblaciones de lince ibérico interconectadas en la Península Ibérica. Gracias a este tipo de investigaciones, será posible mejorar la identificación de áreas adecuadas para futuras reintroducciones y aquellas que permiten desplazamientos seguros entre núcleos poblacionales, lo que favorecerá el intercambio genético y la expansión geográfica de la especie.
De esta forma, tras décadas de esfuerzos de conservación que han permitido pasar de apenas un centenar de ejemplares a más de 2.000, el lince ibérico continúa su recuperación. Así, este nuevo conocimiento científico refuerza las bases para garantizar su supervivencia a largo plazo y consolidar uno de los "mayores éxitos" de conservación en Europa.
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