Noticias de Cantabria
Opinión 05-11-2025 08:43

LA FALSA LIBERTAD DEL LIBERALISMO Por Juan Goti Catedrático jubilado de la Universidad de Valladolid

El premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades de este año, Byung-Chul Han, en su exposición al recoger el premio, ha despertado un problema de máxima preocupación. Ha tomado nuestra cultura como punto de reflexión, y nos ha advertido, que ha llegado a tales límites, que necesita un profundo análisis

El premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades de este año, Byung-Chul Han, en su exposición al recoger el premio, ha despertado un problema de máxima preocupación. Ha tomado nuestra cultura como punto de reflexión, y nos ha advertido, que ha llegado a tales límites, que necesita un profundo análisis, porque ha creado una idea de liberalismo que es un espejismo de la libertad que debería dirigir la sociedad, pues se ha venido a aceptar el capricho como libertad. La libertad no es absoluta, sino que tiene sus limitaciones para su ejercicio en el mundo actual, ya que ha de ir unido con una responsabilidad.

Se trata de un surcoreano que vino a estudiar a Europa, y ha sabido descubrir cuáles son las raíces de los males de que adolece esta cultura europea, que ha avanzado mucho en investigación de la materia, pero ha olvidado su interioridad, esto es, lo que ha sido el alma de esta cultura. Comenzó con la advertencia, que ya proponía Sócrates, en el diálogo «Apogía» a la sociedad ateniense de su tiempo necesitada alguna recriminación, y señaló que la función del filósofo era despertar, con fuertes requerimientos, a la sociedad del letargo en que está. Byung-Chul Han nos ha dicho que ha interiorizado esta idea de la filosofía socrática urgente en estos momentos, y que por ello ha dedicado sus escritos a criticar la situación a donde ha llegado la cultura Occidental. Señala cómo los tiempos actuales requieren una advertencia del punto a que ha llegado en el ejercicio de la libertad. Así afirma que es una «falsa libertad» la que nos ha proporcionado el liberalismo que se ha impuesto en nuestra sociedad, puesto que la ilimitada libertad, que ha enseñado el liberalismo, es una mera ilusión.

Esto nos ha proporcionado el que creamos que vivimos en una sociedad libre, cuando en realidad estamos creando, cada vez más, regímenes despóticos, que explotan esta idea de libertad de muy variados modos. Se habla de no prohibición, pero estamos sometidos a unas regulaciones y mandatos que, en verdad, dejan la libertad de las personas reducida el mínimo. Vivimos en una sociedad del rendimiento, que supuestamente es libre, pero donde, en verdad, cuesta ejercitar las capacidades de la persona. Dan sensación de libertad que parece ilimitada, pero en realidad, crea situaciones de opresión, que llega a ser más abusiva y limitan la actuación por la conciencia del deber.

Aparentemente se ha creado la idea que uno actúa libremente, pero, en realidad, está sometido a tales condicionamientos, que actúa según normas que le dictan fuerzas le extrañas, y que le tienen esclavizado. Acusamos a la antigua esclavitud, como el mayor mal, pero nosotros estamos condicionados por sometimientos que admitimos sin darnos cuenta. El mundo que se ha montado, limitado por las ideologías reinantes, nos hace vivir en un espejismo de libertad, sin que nos rebelemos contra ello.

Estamos avanzando en instrumentos digitales que han surgido en estos últimos tiempos, y creemos que nos dan libertad, y que pueden sernos instrumentos muy útiles, y que no tienen problema si sólo los utilizamos, como el teléfono móvil, pero nos encontramos con teléfonos inteligentes, que nos utiliza él a nosotros. Muchas veces sucede que el ser humano termina convertido en esclavo de su propia creación, y esto es especialmente cierto con los actuales avances de la Inteligencia Artificial.

Las redes sociales deberían haber sido medios de relaciones y de amistad, pero, en muchas ocasiones, son para expandir bulos y agresividad. Y muchas veces no nos socializan, sino que nos aíslan y nos hacen agresivos. Últimamente ha surgido la Inteligencia Artificial, que puede ser un instrumento útil, si lo utilizamos para fines del desarrollo humano, pero por la forma como se nos está presentando tiene el riesgo de que el hombre sea un esclavo de su invento. Pero cuidado, pues puede ser y parece que se oriente a ser un instrumento de control y de manipulación de la persona humana. Y puede llegar a ser que la política se sirva de estos medios para dominar al pueblo y asegurar un dominio tiránico. Esta técnica sin ética puede ser una forma monstruosa de esclavizar a las personas.

Llegamos a creer que la sociedad en que vivimos es más libre que la de otros tiempos, pues las opciones son infinitas, y tenemos todo a discreción. Disponemos de una información sin límites. Con la digitalización nos conectamos con todo el mundo, pero hemos perdido la relación con las personas próximas, soñamos abarcar todo el mundo, y nos ilusionamos con ideales que nos apartan de nuestro medio. Luchamos por ser auténticos y creativos, que nos lleva a creer que por ello somos libres, pero si examinamos el conjunto de nuestra actuación podemos observar, cómo somos esclavos de las circunstancias y que nos aislamos. Como dice Byung-Chul Han «el legado del liberalismo ha sido el vacío. Ya no tenemos valores ni ideales para llenarlo».

Nuestra sociedad necesita una revisión, pues algo no marcha bien. Los escritos de este autor son una denuncia a donde ha llegado la sociedad moderna, y, ojalá, sea un acicate para reflexionar y tomar nuevas orientaciones. Es fácil que su crítica irrite a los apologistas del actual progresismo, pero como decía Sócrates, citado más arriba, es necesario, en ciertos momentos de la sociedad, llamar la atención, y esto es necesario en los tiempos actuales, cuando se da un fuerte enfrentamiento de los grandes bloques de poder, y Europa, por esa idea del liberalismo que nos ha invadido, ha perdido su valoración y está reduciéndose a una sociedad sin objetivos ni ideales, sólo se preocupa por un consumismo sin mayores objetivos, y a ello arrastra una publicidad desenfrenada.

Sé el primero en comentar