La ermita de San Román de Escalante se declara Bien de Interés Cultural
La Consejería de Educación, Cultura y Deporte ha publicado este miércoles en el Boletín Oficial de Cantabria el acuerdo del Consejo de Gobierno por el que se declara la ermita de San Román de Escalante como Bien de Interés Cultural, con la categoría de monumento.

La estructura de la ermita es sencilla, con una única nave y un pequeño ábside semicircular cubierto con bóveda de cañón con arco triunfal apuntado y sin clave definida.
Los muros son de mampostería ordinaria, salvo los esquinales que son de sillería. La puerta de entrada es sencilla, de arco de medio punto. El ábside cuenta con 16 canecillos decorados con motivos diversos, sobre los que se apoya una sencilla cornisa en bisel.
En el interior la decoración se concentra en el arco triunfal, presbiterio y ábside. El arco triunfal es de medio punto y se apoya sobre cimacios y columnas con capiteles historiados. La columna de la izquierda tiene fuste acanalado en arista curva y su capitel esta formado por cuatro animales afrontados, de cuyos lomos surgen unas volutas elevadas que se unen en las esquinas. El cimacio esta decorado con motivos florales y cabezas de animal en los ángulos.
El arco que abre el ábside es de medio punto y se apoya sobre columnas cariátides adosadas al muro. La de la izquierda tiene una magnífica imagen de la Virgen sedente, con el niño encima. Cuenta con un original capitel con arquillos superpuestos rehundidos, rematado por una especie de argolla en el ángulo. El cimacio está decorado con una figura humana en posición horizontal, un pájaro y una vasija de frente, muy carenada. En la columna derecha aparece la figura de un apóstol o clérigo, que sostiene con sus manos un libro abierto.
En el capitel se representa la matanza de los inocentes: dos soldados, espada en mano, sostienen la cabeza decapitada de un niño mientras tres mujeres se echan las manos a la cabeza en un gesto de dolor. El cimacio está decorado con bolas con caperuza y rostro humanos.
El muro del ábside está recorrido por una línea de impostura con bolas y cabezas pequeñas de animal. En el centro del muro se abre la única ventana románica conservada.
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