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Salud 30-04-2021 07:45

El sistema de eliminación de residuos del cerebro podría ofrecer una vía para mejorar la terapia del Alzheimer

Potenciar el sistema linfático del cerebro cuando se administran inmunoterapias podría conducir a mejores resultados clínicos para los pacientes de la enfermedad de Alzheimer, según un nuevo estudio en ratones publicado en la revista `Nature`.

   Los resultados sugieren que tratamientos como las inmunoterapias BAN2401 o aducanumab podrían ser más eficaces cuando el sistema linfático del cerebro puede drenar mejor la proteína beta-amiloide que se acumula en el cerebro de los enfermos de Alzheimer.

   El Instituto Nacional del Envejecimiento (NIA), que forma parte de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, aportó la mayor parte de la financiación de la investigación, y todos los datos del estudio están ahora a disposición de la comunidad científica en general.

   "Una amplia gama de investigaciones sobre inmunoterapias en desarrollo para tratar el Alzheimer dirigiéndose a la beta-amiloide no ha demostrado hasta la fecha resultados consistentes --explica el director del NIA, el doctor Richard J. Hodes--. Aunque los hallazgos de este estudio requieren más confirmación, el vínculo que ha identificado entre un sistema linfático que funciona bien en el cerebro y la capacidad de reducir la acumulación de beta-amiloide puede ser un paso significativo en la búsqueda de esta clase de terapias".

   La acumulación anormal de beta-amiloide es una de las características de la enfermedad de Alzheimer. El sistema de drenaje linfático del cerebro, que elimina los desechos celulares y otros residuos, desempeña un papel importante en esa acumulación. Un estudio de 2018 apoyado por el NIA mostró un vínculo entre los vasos linfáticos deteriorados y el aumento de los depósitos de beta amiloide en los cerebros de los ratones que envejecen, lo que sugiere que estos vasos podrían desempeñar un papel en el deterioro cognitivo relacionado con la edad y el Alzheimer.

   El sistema linfático está formado por vasos que discurren junto a los vasos sanguíneos y que transportan las células inmunitarias y los residuos a los ganglios linfáticos. Los vasos linfáticos se extienden hasta las meninges del cerebro, que son membranas que rodean el cerebro y la médula espinal.

   Para este nuevo estudio, el equipo de investigación trató de determinar si cambiar el funcionamiento del drenaje linfático en el cerebro podría afectar a los niveles de beta amiloide y al éxito de los tratamientos con anticuerpos dirigidos a la beta amiloide.

   Utilizando un modelo de ratón de Alzheimer de inicio temprano, los investigadores eliminaron algunos de los vasos linfáticos del cerebro de un grupo de ratones. Trataron a estos ratones, así como a un grupo de control, con inyecciones de terapias de anticuerpos monoclonales, incluida una versión para ratones del aducanumab.

   Los ratones con sistemas linfáticos menos funcionales presentaban una mayor acumulación de placas de beta amiloide y de otras células inmunitarias que causan inflamación, que es otro factor de la patología del Alzheimer.

   Además, cuando los investigadores compararon las células inmunitarias de los cerebros de pacientes humanos con Alzheimer con las de los ratones cuyo sistema linfático meníngeo había disminuido, descubrieron que las huellas genéticas de ciertas células inmunitarias del cerebro, la microglía, eran muy similares entre las personas con la enfermedad y los ratones con vasos linfáticos defectuosos.

   Estos ratones también obtuvieron peores resultados en una prueba de aprendizaje y rendimiento de la memoria, lo que sugiere que un drenaje linfático disfuncional en el cerebro contribuye al deterioro cognitivo y aumenta las dificultades para los anticuerpos dirigidos a la beta amiloide.

   Los investigadores también evaluaron si el refuerzo del sistema linfático del cerebro podía revertir estos cambios. Inyectaron a ratones terapias con anticuerpos contra el beta amiloide junto con un factor de crecimiento que mejora la función de los vasos linfáticos meníngeos del cerebro. Los ratones tratados no sólo mostraron una menor acumulación de beta-amiloide, sino también una expansión de algunas partes del sistema linfático en las meninges del cerebro.

   "Estos resultados sugieren que el apoyo al sistema linfático meníngeo en las personas con Alzheimer, y el inicio del tratamiento en una fase temprana de la enfermedad, cuando este sistema está más intacto, podría conducir a mejores resultados", explica Molly V. Wagster, jefe de la rama de Neurociencia del Comportamiento y Sistemas en la División de Neurociencia del NIA.

   La investigación también muestra que si se eliminan los linfáticos, la microglía de los ratones, "células recolectoras de basura" en el cerebro, es mucho más parecida a la de los seres humanos y que los genes que se regulan en la microglía en caso de disfunción linfática están relacionados con diferentes aspectos de la patología del Alzheimer.

   El doctor Jonathan Kipnis, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis, señala que estos datos demuestran que es posible diseñar estrategias para atacar terapéuticamente a la microglía y la vasculatura sanguínea del cerebro, ambas importantes en la fisiopatología del Alzheimer, mediante la modulación de la vasculatura linfática meníngea.

   Los investigadores sugieren que futuros estudios podrían ayudar a identificar el funcionamiento del sistema linfático del cerebro a medida que envejecemos. Esto podría dar lugar a tratamientos específicos que mejoraran la capacidad del sistema linfático para drenar el beta-amiloide y otros compuestos, lo que a su vez frenaría la progresión del Alzheimer.

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