Zapatero hereda a Zapatero
Ya no hay trasvase que derogar, tropas que retirar, leyes educativas que anular, ni herencia que malgastar. Rodríguez Zapatero es ahora sucesor de sí mismo y se enfrenta a sus propias carencias.
Ya no puede gobernar contra el Partido Popular, ahora cada vez que sus medidas perjudiquen al conjunto de los españoles ya podrá responsabilizar más que a sus ministros de sus evidentes fracasos económicos, hídricos, judiciales, territoriales o inmigratorios.
Hoy, cuatro años después, mientras los agricultores del Sur y de Levante siguen mirando al cielo esperando la lluvia, Zapatero ya no tiene trasvase que derogar, sino sequía que atender, y son los socialistas catalanes, que jalearon la paralización de las obras ya iniciadas del trasvase del Ebro, quienes ahora lo demandan de su afluente el Segre que también se contemplaba en el Plan Hidrológico Nacional.
Solo en la España de Zapatero, la de Chiki li Quatre, la parte seca cede agua a la húmeda. Un auténtico “sainete del que salen perdiendo los ciudadanos” como ha advertido Mariano Rajoy en el debate de investidura de hoy.
Almería, donde se sitúa el único desierto de Europa, trasvasa agua desalada por barco a un norte diez veces más lluviosos, y estaría muy bien, ya que el agua es de todos los españoles no de ningún territorio, sino fuera antieconómico, lento, contaminante y de peor calidad que el agua trasvasada de los ríos.
Ahora en este segundo debate de investidura de Zapatero ya no se anuncian retiradas de tropas de Irak sino que se envían contingentes, mayores incluso, a Afganistán.
Ya no podrá Solbes hablar de despensa medio llena o medio vacía porque la despensa, junto a los electrodomésticos, se los llevaron los del banco. ¡Qué tiempos aquellos en los que heredamos el gobierno de Aznar y no de Rodríguez Zapatero!
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