Zapatero en Neptuno
Neptuno es el planeta más alejado de la Tierra de nuestro sistema solar, y allí ha debido tener lugar el congreso nacional de los socialistas españoles.
Aunque allí, en Neptuno, donde se ha instalado definitivamente Rodríguez Zapatero a los congresos “nacionales” les llaman “federales”, porque obviamente sus congresos “nacionales” son los que según nuestro lenguaje constitucional debieran ser los “autonómicos”, en fin, todo muy lógico si tenemos en cuenta que para que nuestros socialistas dejen de ser “estatales” y se conviertan en “españoles” hace falta ganar una Eurocopa.
Espero que Pau Gasol, en las olimpiadas del próximo mes, arrastre nuevamente a nuestros acomplejados gobernantes a colocarse la bandera de todos en la solapa, con la misma naturalidad con la que Nadal la lució en Wimbledon.
Pero de regreso a Neptuno, allí los fabricantes de parados, capaces de llamar a la “Nación” “federación”, al trasvase del Ebro “aportación hídrica puntual” o la negociación con los asesinos “proceso de paz” o no consiguieron inventar el sinónimo adecuado que a la crisis la dejemos de llamar crisis.
En el mundo fabuloso de Zapatero, no es necesario tomar medida alguna para atajar crisis que sólo existen en la mente de los antipatriotas, por eso los grandes debates del 37 Congreso Federal fueron sobre si se suprimían o no los funerales de Estado. Lo cual no es baladí estando la economía del país entero de cuerpo presente.
Sólo durante unos minutos los socialistas regresaron de Neptuno a la Tierra, y los encarnizados debates sobre la laicidad dejaron paso a los derechos conculcados de docenas de miles de niños españoles, cuando se habló sobre el uso de la lengua común.
Y el resultado no pudo ser más clarificador, se acabó el pulso que se mantenía en el seno del PSOE y vencieron aquellos que han impuesto las policías lingüísticas, la supresión del castellano como opción en la educación y en suma la erradicación de la libertad de elección lingüística.
Costará años o décadas, pero al final la libertad de elección se impondrá, mientras tanto a los niños mallorquines, gallegos o catalanes, Zapatero les hace lo mismo que Franco a sus padres, impedirles elegir entre sus dos idiomas oficiales.
De entre las lenguas españolas, una es la común, ni es mejor ni peor que las otras, que elijan los ciudadanos. Sólo para esto podías haberte quedado en Neptuno, Zapatero.
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