Un saco de harina, un voto
He tenido la oportunidad de disfrutar, aún hoy, de longevos abuelos, y por tradición oral me llegó, como a muchos, aquello de que en la época de la Restauración se compraba el voto a cambio de un saco de harina que aportaba el cacique comarcal.
El hecho siempre me había resultado tan pintoresco que hasta que he visto a Rodríguez Zapatero ofrecer 400 euros a quién le vote lo he tenido en el olvido.
Hay que reconocer que el dirigente socialista ha mejorado en mucho la técnica de compra que usaban liberales y conservadores en el “turnismo” que se dio también en Castellón a finales del siglo XlX y principios del XX.
De hecho en aquella época el saco de harina lo ponía el cacique de su abultada hacienda, ahora, aunque la promesa es también partidista y en concreto nace de Rodríguez Zapatero, éste no pone ni la harina ni el saco, sino que es a cargo del Estado, en apariencia una “devolución”.
“Si gano las elecciones devolveré 400 euros a trabajadores y pensionistas” ZP dixit, ¿y si no gana no nos lo devuelve? Si nos lo devuelve es que era nuestro, y por tanto nos corresponde en cualquier caso.
Resulta que te regalan tu saco y tu harina sólo si gana el cacique de la promesa.
La promesa además de socialista es “progresiva”. Se da linealmente 400 € para todos y nada para aquello a quienes no les llega para hacer la declaración. Hay que revisar con urgencia todos los manuales de economía, llega la nueva “progresividad”.
Por cierto que el coste de una sola paga supondría multiplicar por más de cinco todo lo que Zapatero ha dedicado a la dependencia en la legislatura, pero aquí da igual que tengas o no discapacidad o grandes fortunas personales, todos por igual. ¡Viva la progresividad!
Cómo habrá sido de frívola la promesa que hasta UGT, el sindicato socialista, se ha opuesto rotundamente, y ya han salido docenas de matizaciones. Que si se pagará todos los años, que si se abonarán en doce veces, que si como descuento a las retenciones...
En fin que el nuevo caciquismo se adueña del PSOE.
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