Noticias de Cantabria
19-06-2008 19:40

¿Puede Rajoy?

Volviendo al patio del colegio de mi hijo "a Rajoy le faltó un pelo para ganar las elecciones", y ese pelo es la situación económica actual, con este crítico escenario nacional el resultado de 43% PSOE a 40% PP del pasado marzo bien podría verse invertido.

 

El viernes fui al colego a recoger a mi hijo y el padre de otro niño, me espetó directamente “ahora tenían que ser las elecciones y se iba a enterar Zapatero”, quién esto me dijo está tan alejado de mi partido como preocupado por el hundimiento económico.

Hace exactamente tres meses el Partido Popular, encabezado por Mariano Rajoy, subió en 515.000 votos, venció en la mayoría de comunidades autónomas y fue el que más creció tanto en sufragios como en escaños.

Pero perdimos, no ganamos, perdimos, y eso legitima cualquier debate interno, que deber ser aceptado con deportividad, siempre que este termine el próximo 22 de junio, con nuestro congreso.

Volviendo al patio del colegio de mi hijo “a Rajoy le faltó un pelo para ganar las elecciones”, y ese pelo es la situación económica actual, con este crítico escenario nacional el resultado de 43% PSOE a 40% PP del pasado marzo bien podría verse hoy invertido.

Por tanto a mi pregunta titular de si Rajoy puede, la respuesta es sí, Mariano sí puede ser presidente del gobierno de España. Y aunque esto no se decide en el congreso de Valencia, yo le avalé pensando en ello y le votaré, haya o no otras saludables candidaturas, para que Zapatero mande en España el menor tiempo posible, y nuestro país vuelva a ser próspero en lo económico y a estar unido en lo social.

Dicho esto, he de confesar que desde mi humilde y mi rústica visión de la situación política, para que esto sea así deben darse al menos tres condiciones; ideológicas, personales y mediáticas.

Primero, las ideas que nos han mantenido unidos y convertido en el partido de mayor número de militantes de Europa, que se fundamentan en la defensa de España como una nación integrada por ciudadanos libres e iguales, no deben ser puestas en cuestión.

Ni tampoco mutiladas previendo futuros pactos postelectorales, que sólo tendrán sentido dentro de tres años y nueve meses, y que, en su justo momento, serán entendidos, como ya lo fueron en 1996.

Eso sí, unas mismas ideas, un mismo proyecto, puede ser contado de mil formas distintas.

Segundo, y más difícil, la renovación por adición y no por sustracción.

Sólo nuestra victoria posible se convertirá en victoria probable si la pericia de quienes nos dirigen hace compatible a nuestros actuales representantes institucionales con aquellos que, aunque hoy no ocupen lugares principales, forman parte de nuestro imaginario popular.

En la España de hoy las imágenes se imponen a los contenidos, y es más efectiva una foto colorida en la que abunden referentes que la literalidad de nuestras tres ponencias.

Esta segunda condición, la personal y su encaje, es definitiva, y cuando se trata de personas que han dirigido regiones, ministerios, incluso un país, lograr su implicación, o cuanto menos su complicidad, requiere las dotes de un estadista.

Finalmente, el actual escenario de gigante desequilibrio en los medios de comunicación a favor del socialismo gobernante obliga a multiplicar esfuerzo e imaginación para romper la soledad informativa que venimos padeciendo. Sin embargo peor estuvimos en la etapa de Gónzalez y supimos ganar.

En un contexto tan variable como el español, en muchas ocasiones  mantenerse fiel a uno mismo, resistir sin grandes cambios cuando vienen mal dadas, supone ganar cuando, manteniendo tu coherencia, es el escenario, como hoy, el que muta.

Sí, se puede.

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