Prioridades erradas
Mientras España se para, muchos ya no llegan a fin de mes y los socialistas periféricos se divierten persiguiendo a la lengua común, el gobierno de Rodríguez Zapatero sigue inmerso en una constante campaña de imagen que le evite enfrentarse a la cruda realidad.
El ejecutivo nacional, pensando más por la estética de sus “miembros y miembras”, que diría la hortera ministra de Igualdad, que por su capacidad, sigue intentando dar golpes de efecto.
El último el de Bibiana Aído, que dirige un ministerio sin contenido conocido y cuya primera iniciativa será la de poner en marcha un teléfono de información a los maltratadores "que les ayude a canalizar su agresividad, en vez de recurrir a la violencia". Así que los maltratadotes ya saben, minutos antes de la agresión deben llamar al teléfono, que llevarán sin duda anotado, y autoinculparse.
Que esta sea la primera medida de todo un ministerio sería de chiste sino estuviésemos hablando de la vida de muchas mujeres, en cuya protección este gobierno está fallando estrepitosamente.
Con el gobierno socialista el número de mujeres muertas ha crecido extraordinariamente. Desde la aprobación de la ley de Violencia de Género el número de mujeres muertas por este motivo ha pasado de 57 en 2005 a 68 en 2006 y hasta 74 el pasado año cuando se alcanzó el máximo histórico según el Consejo General del Poder Judicial.
Por tanto, visto el resultado, el gobierno debería seguir mejorando tanto las órdenes de protección, como los juicios rápidos, medidas puestas en marcha por el gobierno popular que deben ser constantemente perfeccionadas.
El ejecutivo socialista debiera dejarse de experimentos y, además de proteger a las mujeres con mayor eficacia, atender a nuestra economía con solvencia.
Hoy hay 380.000 parados más que hace un año, los españoles han reducido sus compras de viviendas y de coches en un 40% y un 24% respectivamente, las suspensiones de pagos se han elevado en un 78% y los cierres empresariales en un 27%.
Y según Zapatero no existe “crisis” y quién use tal término es “antipatriota” y perjudica nuestro “prestigio internacional”, cuando lo que realmente afecta a nuestro prestigio internacional es la calamitosa situación que su inacción ha traído y que angustia a millones de españoles, mientras el gobierno sigue errando en sus prioridades y entregado a costosísimas operaciones cosméticas que incluyen ministerios completos.
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