Nuestra Cantabria se merece más
Quiero a Cantabria y amo a esta tierra por encima de ideologías y partidos, pero por favor, ya está bien de que seamos protagonistas de chistes y bromas o que se vilipendie al sector de la anchoa, producto que como laredano, venero y respeto por lo que supone para mi pueblo y que está siendo mal utilizado por alguien que representa a todos los cántabros. Quiero sentirme orgulloso y feliz de decir fuera de nuestra región que soy cántabro
No hay sentimiento más importante para un ser humano que su sentimiento de pertenencia a un lugar, a una región o a un país. En mi caso, aunque nací en el País Vasco, el haber venido a vivir a Cantabria siendo muy pequeño, cuando todavía se estudiaba en los colegios su pertenencia a Catilla La Vieja y su posterior conversión en Comunidad Autónoma, gracias a aquel pleno del Ayuntamiento de Cabezón de la Sal que presidía Ambrosio Calzada, me hizo integrarme en la región, amar su cultura, sus costumbres y lo que es más importante, el considerarme uno más de esta maravillosa región, querida y admirada por todos tanto por su belleza natural, como por sus gentes. El paso del tiempo, propició que por razones determinadas, tuviera que dejar la región, para instalarme en otra, concretamente en Andalucía para desarrollar mi vida, aunque cada año y por razones de arraigo, regreso a Cantabria, porque además de ser mi madre sentimental, mi madre biológica, reside en ella y muy concretamente en LAREDO. Amo Cantabria, vivo Cantabria con una sensibilidad especial, desde la lejanía que suponen diez h de coche o dos horas de avión para regresar a ella, preocupándome de todo lo que sucede en ella, casi día a día. También me reúno de vez en cuando con otros cántabros que como yo, estamos dispersos por aquellas tierras andaluzas para recordar nuestra tierra y reafirmar nuestra cantabricidad con una amistad inquebrantable e indestructible.
Todo esto es muy bonito, pero hay un elemento distorsionador que me resulta dañino a mí y que también les hiere el alma a muchos como yo, tanto de fuera como de dentro de la región.
Esta actitud distorsionadora generadora de tristeza a veces, unida a cierta rabia por la situación, la genera una persona que en vez de representar a la región como institución o por el cargo que ostenta, se dedica a ser protagonista de tertulias de radio y de programas de tv en donde a veces parodian a su persona, que por su manera de ser, genera gracia y cachondeo.
Yo me pregunto si la sociedad de Cantabria, región con evidentes problemas estructurales y de desarrollo económico, acepta esta representación con resignación o acepta que se nos tome a chiste, cachondeo, y la gente que está harta del personaje empiece a despreciarnos.
Creo que mi Cantabria, nuestra Cantabria, se merece más y no este espectáculo que nos ofrece la política en uno de sus representantes, que no explica los gastos del jubileo, pone pegas para que el empresariado de la región pueda contar en el Parlamento su análisis de situación de la economía de la región o que en las estadísticas del paro, sigamos viendo a nuestra tierruca en la cola de la recuperación económica que se está produciendo en España.
Quiero a Cantabria y amo a esta tierra por encima de ideologías y partidos, pero por favor, ya está bien de que seamos protagonistas de chistes y bromas o que se vilipendie al sector de la anchoa, producto que como laredano, venero y respeto por lo que supone para mi pueblo y que está siendo mal utilizado por alguien que representa a todos los cántabros. Quiero sentirme orgulloso y feliz de decir fuera de nuestra región que soy cántabro y amo a Cantabria.
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