No está a la altura
Tras casi cinco años de gobierno de Rodriguez Zapatero, la colapsada Justicia se levanta contra el ejecutivo. Mientras el número de parados desciende en la Unión Europea, aquí contamos con 600.000 más y los presupuestos para 2009 –elaborados cuando aún se negaba la crisis- no contemplan ninguna de las medidas propuestas para salvar el sistema financiero.
Lo acaba de decir el Presidente de la Generalitat de Cataluña José Montilla en referencia a la Ley de Dependencia al acusar a la administración central de “no estar a la altura” tras criticar que los fondos fuesen tan escasos “con los mismos recursos tenemos el doble de los beneficiarios previstos”.
Las palabras del secretario de los socialistas catalanes, el señor Montilla, que además criticó la lentitud gubernamental y el exceso de expectativas creadas por la ley de dependencia, parecen extraídas literalmente de los discursos y escritos de los que venimos denunciando, hace más de un año, que esto nada tiene que ver con lo pactado en el Congreso de los Diputados.
Las afirmaciones de Montilla son la síntesis del desbarajuste burocrático en que ha terminado una ley deseada y que fue reflejo del compromiso adquirido por la Cámara Baja cuando en la renovación de Pacto de Toledo en octubre de 2003, con mayoría popular, se expresó la necesidad de “configurar un sistema integrado que aborde desde la perspectiva de globalidad el fenómeno de la dependencia”.
Cuando hace dos años Mariano Rajoy anunció nuestro voto favorable a la citada ley, ya manifestó un apoyo crítico, al considerar que la norma tenía graves carencias, por esta razón presentamos 142 enmiendas parciales en el Congreso y 50 más en el Senado.
Las palabras de Montilla además dejan en evidencia la operación monclovita de acoso a las administraciones populares por un inventado boicot a la ley de dependencia.
¿Por qué ahora, tras afirmar lo mismo que ya han dicho Paco Camps, Esperanza Aguirre o Ramón Luís Valcárcel, no orquestan manifestaciones de personas dependientes contra Montilla? Pues sencillamente porque Montilla tiene razón, al igual que los presidentes autonómicos del Partido Popular: Rodríguez Zapatero no está a la altura.
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