Motivos para creer
La distancia que hay entre que quien va a presidir el hemiciclo vasco, Arantza Quiroga, una militante del tantas veces víctima Partido Popular, y quién presidiera la Comisión de Derechos Humanos, el tantas veces asesino Josu Ternera, es la misma que debe haber entre la política del pasado y la del futuro en el País Vasco y revela que hay motivos para creer en la regeneración ética de esa sociedad.
Cuando, como el propio plan Ibarreche revelaba, muchos creían que en el País Vasco el adoctrinamiento escolar en apoyo del separatismo, sumado a 30 años de monopolio gubernamental, daría sus frutos en forma de fractura de nuestra histórica Nación, la derrota nacionalista del pasado 1 de marzo va camino de enterrar el cismático propósito.
Lo más relevante no es la salida en sí de los gobiernos vasco y gallego del PNV y el BNG, sino lo que se haga con dichos gobiernos, si existe o no un programa alternativo creíble a las políticas nacionalistas que en ambos territorios se venía dando.
Y la respuesta es sí, sí existe alternativa viable y por tanto hay motivos para creer que, especialmente en el País Vasco, todo, absolutamente todo, puede ser distinto.
El acertado documento de “Bases para el cambio democrático…” que han pactado el PSE y PP vasco, supone un acierto, un pacto por ideas y no por sillones. El apoyo a cambio de un programa y no de prebendas deja en lo más alto a los populares vascos.
El viraje que dicho texto representa supone abrir ventanas, suprimir barreras e imposiciones y avanzar en la restitución de las libertades que los no nacionalistas han perdido.
Así las Bases pactadas recogen en 11 folios entre otras muchas propuestas la aplicación de todos los instrumentos del Estado de Derecho para combatir a ETA, que desaparezca cualquier espacio de impunidad, afirmar que la violencia terrorista no obtendrá nunca ventaja, reforzar a la Ertzaintza para su actuación en la lucha contra el terrorismo, impedir homenajes a personas o grupos vinculados a la actividad criminal, o eliminar las ayudas a las asociaciones de familiares de presos de ETA.
Y propone además, el citado documento, la libre elección por los padres de la lengua vehicular –castellano o euskera- en la enseñanza, y que ello no suponga perjuicio o marginación, ni limitación en el acceso al empleo o la función pública, como también se plantea evitar la imposición de sanciones y el uso partidista del idioma.
Las Bases para el Cambio concluyen anunciando una reforma profunda de EITB, la televisión vasca, para garantizar una línea editorial que respete el marco institucional, impidiendo dar cobertura a los terroristas, y ajustando las representaciones gráficas –mapas, etc- a la realidad política del País Vasco.
En Galicia a los anuncios en el mismo sentido lingüístico cabe añadir la reducción en el gasto, que sólo en el primer escalón comienza con la reducción de 13 a 10 consejerías y la supresión de los 13 representantes provinciales que cada consejería tenía en cada una de las cuatro provincias, lo que representa un total de 55 altos cargos menos en la primera decisión.
Son todos ellos motivos para creer, en que una política radicalmente distinta es posible.
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