Medicamentos de marca Vs Medicamentos genéricos
Como la verborrea política siempre ha carecido de futuro por estar enemistada con la ciencia los medicamentos, aparte de pagarlos el contribuyente con impuestos, se ha ideado la fórmula del copago, sin escaparse las vacunas obligatorias que, sin financiación pública, se expenden a un precio desorbitado para un sueldo mínimo interprofesional.
Es curioso como, cada año, aproximadamente hacia el mes de septiembre, el Sistema Nacional de Salud (SNS), habla del gasto farmacéutico, es decir, del gasto de recetas de las diecisiete sanidades de España, con los medios de comunicación social, fundamentalmente con la prensa escrita. Y, al final, el Ministerio de Sanidad y Política Social agradece a las Autonomías y a los Profesionales Sanitarios el esfuerzo en la promoción del Uso Racional de los Medicamentos, como si no se supiera que el propio Ministerio es el que dice sí o no a un nuevo medicamento y en cuánto se fija el precio de venta al público después de haber cobrado el canon correspondiente, previa gestión de meses, incluso años, para dar el vistobueno a la venta del producto farmacéutico en cuestión.
Los medicamentos con marca permiten llevar un registro de farmacovigilancia cosa que con los medicamentos genéricos no ocurre, porque se supone, dados los años transcurridos que llevan en el mercado los principios activos de marca, no deben acarrear problema alguno.
Es cierto que los medicamentos genéricos no tienen añadido el coste de su investigación; sin embargo, utilizan excipientes de ínfima calidad y está permitido minimizar la cantidad de principio activo por dosis, hasta de un 40%.
La presencia de medicamentos genéricos en el mercado viene siendo alcista porque es una de las premisas impuestas como regulación y ajustes en recortes a los que ciertos países, debido a su deuda soberana, se ven abocados, debido al despilfarro institucional que acarrean los políticos con su nefasta gestión.
Dentro de la utilización correcta de los medicamentos, y por el bien de la salud personal, para evitar resistencias desagradables, incluso dejación precoz de las terapias, es no fomentar ni abusar de fármacos genéricos/marcas blancas.
Hasta principios de siglo XXI, posiblemente con la entrada de la especialidad de farmacéuticos en la plantilla de la red sanitaria de la Seguridad Social, momento en que la Administración, en lugar de continuar apoyándose en la Inspección Médica para controlar el gasto, se apoyó en Inspectores Farmacéuticos, dado que no tienen relación con el paciente, para dictar el uso concreto y exclusivo de cada medicamento, olvidándose de la Historia de la Medicina, perjudicando a pacientes que, con otras patologías, podrían beneficiarse, pero prohibida su utilización con receta y teniendo que pagarla de su bolsillo.
Aquellos polvos trajeron estos lodos. Se comienza por imponer que los facultativos prescriban medicamentos genéricos, bajo amenaza de no cobrar el correspondiente incentivo de productividad, pese a ser contrario a la Ley de Medicamento, coaccionando la libertad de prescripción médica, como en aquella época, no muy lejana, que la Sanidad de las regiones autonómicas premiaban a los médicos generalistas por recetar –incluso ciertos periódicos publicaban los listados–, sin contar con los médicos especialistas, productos genéricos, como paso previo a una posible desidia pasiva.
Y, mientras los laboratorios, con la idea puesta, también a base de ahorrar, ordenaban al fabricante que la máquina envasadora fuera misma, que no gastara mucha tinta, a ser posible la misma, aunque difiriera el etiquetado con el nombre del producto final. No sólo el diseño, sino las ampollas, cápsulas, comprimidos, grageas, jarabes, supositorios. Todo para dolencias dispares lo que pudiera conducir a errores del sistema a cualquier persona como agencias de salud, farmacéuticos, laboratorios, médicos, pacientes y de cualquier edad.
Corolario: Como la verborrea política siempre ha carecido de futuro por estar enemistada con la ciencia los medicamentos, aparte de pagarlos el contribuyente con impuestos, se ha ideado la fórmula del copago, sin escaparse las vacunas obligatorias que, sin financiación pública, se expenden a un precio desorbitado para un sueldo mínimo interprofesional.
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Comentarios(4):
Toda subvención, la que sea, como contrapartida, debe pagar el canon estipulado de publicidad porque, al final, quienes la reciben, se convierten en la voz de su amo. ¿No es así @AESEG_genéricos? Aunque quizá, me confunda, y haya excepciones. Todo es posible.
hay vacunas infantiles que hay que pagarlas en su totalidad enterensé
M_santanader Con todo el respeto: Entiendo que usted viva en una de las diecisiete sanidades de un país fragmentado no sólo en Educación, además de Sanidad, en Justicia, en muchos etcéteras; que su criterio sea diferente, sino sería aburridísimo; y que, por ahora, dé gracias para que no cambie, por supuesto a peor, que camino vamos. A su disposición.
Por favor, soliciten al autor argumentar y documentar la afirmación de "...está permitido minimizar la cantidad de principio activo por dosis, hasta de un 40%" y eso de que "vacunas obligatorias" no están financiadas, eso para empezar, el texto está lleno de errores de concepto y afirmaciones incorrectas muy graves, que escriba gente instruida en la materia porque el lector lo merece.