Los Cuatro Objetivos de Zapatero

Cuando escuché, hace ahora tres años, desde mi estrenado escaño, el discurso de investidura de Rodríguez Zapatero pensé que iba a dedicar buena parte de sus esfuerzos a cuatro grandes ámbitos; el de la inmigración, la mujer singularmente la violencia doméstica, la ambivalente “paz” hoy reconvertida en negociaciones con los terroristas, y las reformas estatutarias o segunda transición.

Hoy a falta sólo de diez meses para el final de la legislatura ya se puede dar un diagnostico casi definitivo de estos cuatro objetivos.

1. La regularización masiva de inmigrantes ha sido letal para la imagen española, que hoy aparece como un país “facilón”. El efecto llamada de aquella decisión de 2005 ha provocado que, según la Unión Europea, el pasado año llegaran a España 636.000 nuevos inmigrantes muy lejos de Francia que ocupó el segundo lugar con 160.000 o Alemania con 40.000 extranjeros nuevos.

2. La aplicación de la ley integral contra la violencia de género ha resultado un estrepitoso fracaso, si en aquel discurso de investidura el nuevo presidente afirmaba que “la mayor vergüenza nacional es que muera una mujer cada semana”, hoy mueren muchas más. 2006 concluyó con 68 mujeres muertas, diez más que en 2005 cuando entró en vigor la ley.

3. La engañosa paz que persigue Zapatero con los terroristas es simple sometimiento. Hasta ahora la pertenencia a banda armada era un agravante penal, ahora después de haber visto como la fiscalía, que representa al Estado, retira cargos contra Otegui, rebaja la petición de pena contra De Juana, no actúa contra el PCTV que tenía en nómina al último etarra detenido y va a permitir el regreso a las instituciones de los terroristas, se puede pensar que ya no agrava sino que atenúa penas pertenecer a un grupo de asesinos.

Cuando el número de terroristas detenidos en territorio español ha caído de 126 en el último año de Aznar a 15 en 2006, uno es consciente de que el gobierno cumple lo que ETA llama “desactivar la represión dentro del acuerdo convenido” con el gobierno socialista en “compromisos concretos”.

4. En cuanto al último de los grandes propósitos zapateriles, el de reformar los estatutos, sirva de resumen la afirmación del autor de la catalana, Maragall, "no, yo creo ahora que no ha valido la pena”, reconociendo que efectivamente como el PP denunció en solitario habría que haber cambiado antes la Costitución, pues lo aprobado para Cataluña desborda nuestra norma máxima.

Los cuatro objetivos del todavía presidente se cuentan por sonoros fracasos.