La Lengua Española…

La vapuleada Constitución Española dice en su artículo 5º que “el castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla”. Y esta Constitución consensuada añade que “las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos”.

Todo bien clarito y nada que objetar, salvo que ya cambió lo de “Español” por “Castellano”, quizás por un cierto complejo de complacencia al nacionalismo; los demás países hablantes no tienen ningún complejo en tener al español como lengua oficial.

Y esto se está desbordando hasta límites inconcebibles; hasta el punto de que el siempre moderado político socialista gallego, Paco Vázquez, haya afirmado que “no hay diferencia entre un judío perseguido por los nazis y un niño catalán perseguido por hablar español”. Y ahora, muchos de aquellos que han incendiado el ambiente, se rasgan las vestiduras y quieren ir de bomberos.

Y es que en Cataluña, no se puede rotular un comercio en español y castigan a los niños por hablar en español en el recreo, mientras la sociedad catalana en general habla y se entiende en ambas lenguas cooficiales en la calle, sin mayor problema. Esto es difícil de entender: que en tu propio país te prohíban y multen por usar la lengua oficial. ¿Se imaginan a un francés multado por hablar la lengua de Molière?; ¿Alguien se imagina que en los EE. UU. te puedan multar por rotular un comercio en inglés?... ¡Esto es de locos!.

…Pues eso existe en Cataluña –y ¡ojo!, es un virus que también se extiende por el País Vasco, Galicia, Comunidad Valenciana,…-; en la Cataluña de los (presuntos) políticos corruptos de CiU y del PSC, que se han llevado el dinero de muchos catalanes a través de comisiones y otras menudencias. Eso, si; algunos de sus líderes como Montilla y Más llevan a sus hijos a centros (privados) trilingües, ¡Faltaría más!, dónde también se enseña en español, lo cual es de una desvergüenza e hipocresía sin límites

Ante la propuesta de nueva Ley de Educación del Ministro Wert, han puesto el grito en el cielo, tan sólo porque se pretende en la misma garantizar el uso del español; más bien, han desbarrado, con insultos incluidos, al más puro estilo fascista de hace décadas. Y han vuelto a “resucitar” el antiguo Pacto del Tinell, dejando fuera al PP y a Ciutadans. Y, ¡Claro!, en esta estrategia también está el partido socialista, especialmente desde que se ha desprendido de sus siglas O(brero) y E(spañol), aunque sólo fuera para atacar al actual Gobierno (No me extraña que el propio Vázquez diga que su partido ha adoptado una “deriva radical ideológica”). Y lo están haciendo en todos los frentes, incluido el Congreso de los Diputados, dónde claramente han dicho algunos que no acatarán la Ley (¿Desacato?; ¿Dónde están los jueces que estos días se han dejado ver?; ¿No leen la prensa…?)...

Y este PSOE, en el pasado un partido de Estado, está uniéndose a IU y la Chunta Aragonesista en las enmiendas “pro-catalán” de la Ley de Lenguas de Aragón. Lógicamente, los aragoneses ya conocen su historia, no manipulada, y lo que quieren para su futuro.

Creo que las cosas han llegado a un límite tal que el Gobierno debe actuar en varios frentes:
a) Decir al PSOE que aclare su postura. Queremos saber claramente cuál es su postura, si se alinea con el Gobierno o prefiere hacer manitas con los nacionalismos excluyentes.
b) Mantener la propuesta de que el Español (prefiero este término al de Castellano) sea “lengua oficial del Estado” (Incluyendo los libros de texto, su Boletín Oficial, etc…).
c) Modificar el código civil y penal para que el incumplimiento de la legalidad, sea con el idioma, las banderas o las consultas populares, se penalicen de forma clara y taxativa, con penas de cárcel, pecuniarias e inhabilitación.

Y probablemente hacen todo esto, envolviéndose en la “estelada” castrista, para tapar sus vergüenzas, como la desastrosa gestión económica, los resultados electorales o toda la (presunta) corrupción que está apareciendo y que los españoles queremos que los jueces, aunque sean catalanes, investiguen hasta el final caiga quien caiga.

¡Ya está bien de bromas!. Que utilizando las libertades de la Constitución y de todos los ciudadanos, algunos las usen para intentar destruir el propio Estado. Y dice un viejo refrán que “mas vale ponerse una vez colorao, que ciento de veces descolorio”. Y, el último recurso, si no hay otro remedio mejor, deberá ser la utilización, con todas las consecuencias, del Art. 155 de la propia Constitución.