Noticias de Cantabria
08-04-2009 11:00

Huelgas políticas

Los sindicatos españoles, de marcada vocación política, tienen más interés en ejercer de oposición al Partido Popular que en defender el empleo de los trabajadores.

En la Comunidad Valenciana los sindicatos anuncian para final mes una huelga que, con la educación como escusa, tendrá como involuntarios actores principales a Francisco Camps y a Alejandro Font De Mora, y como vociferantes actores secundarios a Alarte, Luna, y otros líderes mundiales que han anunciado ya su presencia. Por fin alguien ha encontrado alguna utilidad al PSPV, hacerles la ola a los sindicatos.

La Confederación Intersindical de Galicia prepara una huelga general antes incluso de que Alberto Nuñez Feijoo tome posesión, y no la harán para protestar por el aumento del paro nacional, o para secundar la reducción de altos cargos, sino para evitar la potencial reforma que permita a los padres elegir lengua en la escuela. Es una huelga preventiva, por si acaso.

En el País Vasco también los sindicatos nacionalistas han convocado huelga para el día después de la toma de posesión de Patxi López con el apoyo del Partido Popular.

Se trata en suma de movilizaciones de raíz política, alejadas de la demanda de mayor o mejor empleo, como ha ocurrido en Francia e Italia donde las convocatorias han sido nacionales y dirigidas a los gobiernos presididos por Sarkozy y Berlusconi. Aquí no, en España las huelgas son autonómicas, en función de lo que le interese al partido amigo, el PSOE en Galicia y Comunidad Valenciana y los nacionalistas en País Vasco.

Especialmente incomprensible es la huelga de la Comunidad Valenciana, donde parte de los convocantes son funcionarios de la enseñanza pública que tienen en estos tiempos su empleo garantizado, y que mientras Rodríguez Zapatero ha fabricado más de un millón de parados ellos han visto aumentar su sueldo más de 300 euros de media en los dos últimos años, un 12% más.

Lo deseable sería que quienes deseen hacer política desde los colegios o la administración diesen un paso adelante y se presentasen a las elecciones, sabrían entonces lo que los ciudadanos piensan de ellos y de los gobiernos a los que veladamente opositan. Ganaríamos todos.

Sé el primero en comentar