Noticias de Cantabria
21-07-2009 21:00

Entre hojas

Acaba de fallecer Frank McCourt excepcional escritor que me permito recomendar en estas calurosas jornadas. A quienes no conozcan a este irlandés católico de origen mísero, les sugiero que lean “Las cenizas de Ángela”, que tiene su continuación en “Lo Es” y se adentrarán con realismo descarnado en la Irlanda de los años 30.

   Las dos novelas me parecieron magníficas, con su tercera obra, “El Profesor”, creo que no alcanza la intensidad de la primeras, y todavía tiene una cuarta “Ángela y el niño Jesús” que no conozco.

   La obra de McCourt me parece una manera cruda pero amena de aproximarnos a un país, Irlanda, y a un tiempo, los años treinta y cuarenta, francamente interesantes. Similar a la manera con que Roberto Saviano y su “Gomorra” nos trasladan, sin omitir el más duro detalle, a la reciente Italia de los noventa.

   Y puestos en lecturas veraniegas, a quién interese a La India, las antiguas Pérsia y Grecia, y las repúblicas de la ex Unión Soviética, contadas con la actualidad de un reportero está “Viajes con Heródoto” de Ryszard Kapuscinski.

   Aún más actual, por el bicentenario de la Guerra de la Independencia Española, es “Un día de Cólera” de Arturo Pérez Reverte, que francamente me parece uno de los mejores escritores de nuestra época, capaz de promover, con la siempre inconclusa serie del “Las Aventuras del Capitán Alatriste” una nuevo género de aproximación a nuestra desconocida historia.

   Las narraciones de Pérez Reverte son de tal realismo y autenticidad que, tras haber leído “El 19 de marzo y el 2 de mayo” y “Bailén” de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós, escritos ambos en 1873, da la sensación de que aquél los conociera con mayor detalle que éste.

   Y si de perdernos en la historia se trata el medievalista José Luís Corral con El Número de Dios,  nos acerca al siglo XIII, al nacimiento del arte de la luz, del gótico, y la construcción de las catedrales de Burgos y León. Y con su obra de “El Caballero del Templo” a las manidas histórias de órdenes medievales y  preciadas reliquias.

   Y en esta época de desafueros nacionales, cuando un ministro español, Moratinos, viaja a nuestro Gibraltar para darle la entidad de Estado a lo que siempre será una colonia británica, ocupada ilegítimamente en 1704, y afianzada leoninamente junto a la recuperada Menorca en el  Tratado de Utrech en 1713, siempre será mejor leer historia lejana que la prensa diaria.

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