Noticias de Cantabria
17-04-2014 23:35

El escudo de Cantabria

Después de que Fernando III El Santo, rey de Castilla-León (1217-1252) conquistase Jaén, decidió tomar Sevilla y para ello pensó que debía, para esta ofensiva, atacar tanto por tierra, como por el Guadalquivir. Para ello encargó la misión al Almirante Don Ramón Bonifaz y Camargo y éste comenzó a construir las naves para esta gesta.

 

Después de que Fernando III El Santo, rey de Castilla-León (1217-1252) conquistase Jaén, decidió tomar Sevilla y para ello pensó que debía, para esta ofensiva, atacar tanto por tierra, como por el Guadalquivir. Para ello encargó la misión al Almirante Don Ramón Bonifaz y Camargo y éste comenzó a construir las naves para esta gesta. Para ello marchó a Cantabria  y entre las villas de Laredo, Castro Urdiales, Santander y San Vicenta de La Barquera, construyeron trece naves gruesas, algunas galeras y naves menores, todo financiado por el rey. A estas se unieron algunas embarcaciones gallegas, formando entonces la primera armada de Castilla.

Cuando la armada llega al Guadalquivir, el rey es informado y envía tropas por tierra con el fin de romper las comunicaciones y apoyo que los moros tenían con el norte de África. De esta manera al aislar a Sevilla de apoyos, las armada podría entrar por el Guadalquivir, incluso siendo de menor número que la de los enemigos.

Mandando las naves cántabras estaba el también cántabro, Roy Gracia de Santander.

El cerco a Sevilla se inicia el 20 de Agosto de 1247, con la entrada de los barcos por el rio Guadalquivir. Entonces es cuando se dan cuenta que el rio está atravesado por un puente de barcas que une el Castillo de Triana con la Torre del Oro y atado con unas fuertes cadenas que lo hacían muy sólido. Este puente servía de abastecimiento a la ciudad desde el castillo de Aznal Farache, desde donde el rey de Niebla, Aben Amafon enviaba víveres y material.

Entonces el rey Fernando el Santo envía a D. Pelay Pérez y Correa a hostigar al castillo para oponer resistencia al rey de Niebla, consiguiendo no solo la conquista de dicho castillo, sino también, al quedar alojados en Gelves, desde donde acometieron varias veces al castillo de Triana.

Pero pese a esto, la ciudad seguía recibiendo refuerzos que le llegaban desde el Aljarafe y cada día se renovaba de efectivos y material. Es entonces, cuando el rey se reúne con el Almirante Bonifaz y deciden intentar romper las cadenas del puente de barcas lanzando los navíos contra él. De conseguir esto, se eliminaría el apoyo desde el Aljarafe y Triana a la ciudad.

“…eligiose medio de que armasen dos naves, las más gruesas y fuertes y que esperando tiempo en que a popa les soplase el viento vehementemente, embistiesen a romperlas con el choque de las proas, que a este fin armasen con gruesas planchas de hierro, para que executasen mas violento el golpe…”

Con la sagrada insignia de Ortiz de Zúñiga, el día de la Invención de la Cruz, 3 de Mayo, subió la marea y se levantó un viento muy favorable y una de las naves chocó violentamente contra el puente dejándolo maltrecho. Seguidamente el propio Almirante Bonifaz, al mando de la nave Carcena, (así se llamaba por haberse fabricado con madera del bosque Carcena en los cerros del Valle de Castañeda)  volvió a cargar, esta vez con éxito, rompiendo las cadenas y atravesando el puente.

“…Inmediatamente el propio rey con el Infante Don Alonso, avanzaron por la parte de La Torre del Oro contra los Moros del Arenal para retirarlos de la ciudad y hacer por tierra escolta al Almirante, que acabando de deshacer el puente, como es de entender, volvió a salir salvo con sus dos naves, a que sin duda amaynando las velas, luego que executó el violento y feliz choque y volviendo las proas hacia la torre del Oro, salía tan aplaudido de los vítores alegres de los Cristianos, como de los funestos lamentos de los Moros, que miraban cortada la garganta al cuello de su esperanza…”

Este corte del puente, aunque fundamental, no fue definitivo y Axataf no se rinde hasta pasados quince meses y tres días desde el comienzo del asedio. El lunes, 23 de Noviembre de 1248, día de San Clemente, se produce la capitulación y Axataf entrega las llaves de la ciudad al Rey Santo.

Tanto las banderas de Santander, Laredo, castro Urdiales y San Vicenta de la Barquera, en recuerdo de la hazaña, tienen en sus escudos de armas los símbolos de dicha batalla, las cadenas, el rio y la Torre del Oro. En el escudo de Sevilla, también hay plasmada una palabra NODO, con una madeja en medio de dicha palabra. El significado de esto, es el  dicho que el rey Fernando III el  Santo, una vez conquistada Sevilla exclamó: “Sevilla no me ha dejado” que se resume como un juego de palabras NO-MADEJA-Do.

La recompensa al valor de aquellos hombres, benefició grandemente a los cántabros, ya que el rey les concedió una serie de privilegios, entre los que se contaban la exención de pago por los navíos de Cantabria de los derechos de puerto y de mercancías en Sevilla.

En la iglesia de Castro Urdiales, se conservan algunos trozos de las cadenas que sujetaban el puente de barcas.

¿Quieres envíar un comentario?

Comentarios(1):

Lodak - 18-04-2014

Muy interesante. Gracias.