De crucifijos y viacrucis

Pues parece ser que a un padre de un alumno de un colegio de Valladolid, le producía sarpullidos y erupciones cutáneas de todo tipo el crucifijo que colgaba en el aula de su hijo. Tamaño atentado a su laicidad merecía la correspondiente querella, basada en la disposición del artículo 16.3 de la Constitución Española. Y he aquí que un juez pucelano ha acabado sentenciando a su favor. Fuera crucifijos, fuera cualquier signo religioso.

No conozco al susodicho padre e ignoro si probablemente bautizó (por lo del convite y el banquete familiar, que la buena mesa no está reñida con la religión) a su retoño o le puso de nombre Lenín, Richard o Carlos Enrique, héroe de los culebrones.

Lo que me extraña es que el juez haya olvidado en su sentencia mencionar otras disposiciones del artículo 16, como la que reza : “Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia católica y las demás confesiones”, no haya leído la exposición de motivos del texto sobre la alianza de civilizaciones, estudiado la estrecha relación entre cultura occidental y religión, tenido en cuenta la opinión de los demás padres del centro y haya salido por la tangente eliminando cualquier signo de cultura religiosa. Lo mejor para amparar la convivencia de distintas creencias y culturas religiosas en los centros educativos es eliminarlas.  ¡Sabia decisión salomónica!

¿Pondrá el mismo esfuerzo el juez y el ofendido ciudadano en solicitar al Ayuntamiento de Valladolid la anulación de las fiestas locales de San Mateo, San Pedro Regalado y de la Virgen de San Lorenzo, por ser fiestas del santoral católico que hieren su sensibilidad ciudadana laica? ¿Por la misma razón, solicitará la anulación de los domingos (del latín dominicus, día del señor) para no herir a los judíos (sábado), musulmanes o no creyentes de este país? ¿Reivindicará el cambio a la denominación inglesa, “Día del sol” (Sunday)? ¿Pedirá la supresión de las fiestas y romerías populares castellanas, todas ellas en honor de santos y vírgenes católicas?

En este vía crucis que está sufriendo la iglesia española, no me extrañaría que algún Consejero de Educación iluminado, invocando el mismo artículo de la Constitución prohíba en los próximos días la representación de los Autos Navideños en los centros educativos. Nada de niños disfrazados de pastorcitos, ángeles, reyes magos, virgenesmarías y sanjoseses en la fiesta escolar de Navidad (con perdón), que pasará denominarse “Fiesta ciudadano-laica de fin de trimestre”.

A este paso, seguro que algún cantamañanas pedirá incluso la suspensión cautelar de la publicidad televisiva de las muñecas de Famosa, esas que se dirigen al Portal de Belén. Por sexista, anticonstitucional y en defensa del laicismo infantil. Pues que les den … carbón.