De corbatas y camisas

Han respirado hondo muchos banqueros. ¡A ver cómo iban a pagar el adosado algunos de los asesores, directores generales, jefes de gabinete, chupópteros y aduladores si triunfaba la de Torrelavega y les mandaba a ese paro de donde salieron!

Eso sí, para dar buena imagen, que una imagen vale más de mil palabras, nada de corbatas y signos exteriores de riqueza. Ante los compañeros y compañeras, hay que presentarse descamisado, que diría Alfonso Guerra y, por supuesto, sin corbata, por más que le pese al bueno de Bono.

Y es que esta Cantabria infinita es infinita hasta en sus memeces. La revolución francesa fue obra de los “sans culottes”, los del pueblo llano o vulgo que prescindían de dicha prenda. La revolución sociata cántabra la hacen los “sin corbata”, que así se da el pego. Y si, encima, nos dejamos la barba sin afeitar unos días, el voto de los delegados es seguro. Es lo que los asesores de imagen denominan “cercanía mimética”.

Luego, cuando acabe el sarao, montamos en el coche oficial, vamos a la pelu a que nos acicalen (¡qué horror y yo con estos pelos!) y a adjudicar a los amigos/as y compañeros/as la publicidad de nuestras consejerías a dedo para que nos traten bien en sus televisiones y periódicos locales, que quien paga es el ciudadano/ciudadana de a pie.

El primero en alegrarse del triunfo de Lola ha sido Revilla. El PRC sólo tiene espacio por su izquierda para arrancar votos. Mientras siga Lola y sus muchachos, el circo está montado “the show must go on”. Luces, acción y… hasta el 2011.