Ceuta y Melilla, lecciones de una Visita
MIGUEL BARRACHINA: "Resulta incompresible que el jefe de un Estado, el marroquí, nacido en 1956, reclame la titularidad de Ceuta y Melilla que forman parte constituyente de España desde hace siglos".
Resulta chocante que en el 32 aniversario de la ilegal ocupación del Sahara Occidental por Marruecos, que fue calificada por la ONU de “abominable”, a Mohamed VI la visita de nuestros a reyes a las históricas Ceuta y Melilla le parezca “lamentable”.
Por cierto, que ahora que Marruecos celebra aquella ocupación la Audiencia Nacional española ha admitido a trámite la denuncia contra treinta autoridades marroquíes por un delito de “genocidio” en el Sahara Occidental con “asesinatos, lesiones y torturas”, que han propiciado la desaparición de 542 saharauis, muchos de ellos ciudadanos españoles entonces.
La investigación del juez Garzón debería arrojar luz sobre las penurias que, desde la invasión marroquí, los saharauis, desplazados de sus hogares y confinados en el desierto argelino en su mayoría, vienen padeciendo.
Los que permanecen en el antiguo Sahara Español han visto como hasta para aprender castellano deben abandonar su territorio, a pesar de que el sistema educativo de la República Arabe Saharaui donde se puede aplicar es bilingüe (español-hassanía).
Resulta incompresible que el jefe de un Estado, el marroquí, nacido en 1956, reclame la titularidad de Ceuta y Melilla que forman parte constituyente de España desde hace siglos.
Ambas ciudades ya formaron parte de la Hispania Romana, dentro de la provincia Bética desde el año 69 d. C., y tras su romanización vivieron las mismas vicisitudes que el resto del territorio español, llegada de los godos, invasión árabe en el 711 y finalmente reconquista cristiana en 1497 para Melilla y en 1580 para Ceuta.
Incluso aunque la visita pueda buscar un fin electoral y esté enmarcada en la momentánea “reespañolización” de Zapatero, como el gobierno alauí y numerosos periodistas han destacado, el medio, es decir el viaje real, me parece acertado, tenga lugar cerca de las votaciones, como es el caso, o en ausencia de ellas.
Si hubiera que extraer tres lecciones de este viaje regio, la primera sería que muchos habrán descubierto la utilidad de la monarquía con la visita a nuestras ciudades norteafricanas, pero la verdad es que la Familia Real, como se ha visto en Ceuta y Melilla es enormemente querida en España y nuestro más efectivo cuerpo diplomático en el exterior.
La segunda enseñanza es que cualquier cesión de los sucesivos gobiernos españoles, sea externamente ante Marruecos, o internamente ante el separatismo, sólo logra, mediante la renuncia a nuestros derechos, demorar el inevitable choque entre el estado derecho y los absorbentes nacionalismos.
Y la tercera y última lección es que la política exterior del gobierno socialista es calamitosa hasta cuando acierta. Mientras Sarkosy, recién llegado al Elíseo, libera a los españoles de Chad y es recibido por Bush como “el nuevo amigo europeo de los americanos”, Rodríguez Zapatero y nuestro país en el exterior se han vuelto invisibles.
Miguel Barrachina Ros
Diputado en el Congreso por Castellón
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