Cataluña y la sinrazón

Hablar nuevamente de Cataluña, resulta cansino; a pesar de ello, voy a realizar algún comentario sobre algunos aspectos clave, respecto a los cuales conviene reflexionar. El primero es de un auténtico esperpento y traición a España (Sánchez-Camacho lo llama “desvarío), que quizás debiera de acabar en los ámbitos judiciales

Hablar nuevamente de Cataluña, resulta cansino; a pesar de ello, voy a realizar algún comentario sobre algunos aspectos clave, respecto a los cuales conviene reflexionar.

El primero es de un auténtico esperpento y traición a España (Sánchez-Camacho lo llama “desvarío), que quizás debiera de acabar en los ámbitos judiciales; la noticia es la siguiente: “Los independentistas catalanes de ERC y los proetarras de Aralar, se unen para realizar una serie de movilizaciones conjuntas en Bruselas para protestar por la actual situación de Gibraltar, pedir su independencia y, de paso, echar una manita al Sr. Más en su proceso independentista”. No es ajeno a esta iniciativa el “ministro principal” de la Roca, Fabián Picardo, ni otros grupos nacionalistas de izquierda de la propia Unión Europea o de España (Como  el Partido Andalucista, BNG, Eusko Alkartasuna, Chunta Aragonesista, Unitat Catalana, Entesa Nacionalista de Baleares, Bloc Nacionalista Valenciá….).. ¡Juzguen Vds. mismo!.

La tibieza y la ambigüedad del PSOE en este tema, no ayuda nada a resolver esta espinosa situación. ¡Y no va a ser fácil que este partido se aclare y actúe constitucionalmente sin ambages!. Pues su errática y antipatriótica política sólo está orientada a desgastar al PP y su Gobierno, aunque ello fuera en detrimento de la fractura del Estado, cuyo proceso inició, irresponsablemente, el Sr. Zapatero.

La celebración del congreso del PP catalán, ha sido una buena ocasión para que el PP y el Gobierno de la Nación, fijen clara y contundentemente su posición y lo hagan en Cataluña. ¿Se enterarán los catalanes?. Lo dudo, pues sus medios de comunicación están “intervenidos”, como si de una dictadura se tratara y los ciudadanos sólo pueden leer lo que les echan. Si a alguno le ven adquirir un periódico nacional, pueden señalarle, como aquellos que rotulan su establecimiento en castellano, que pueden ser multados.

Pues en este Congreso del PP, celebrado en Barcelona, ha estado plagado de la asistencia de los principales líderes del partido, al objeto de arropar a los catalanes de su partido. Así, la Secretaria General del PP, Dolores de Cospedal, manifestó que “quien diga que hay que separar España a machetazos, no sabe nada de España ni de Cataluña” y el propio Presidente del Gobierno, Sr. Rajoy, ha afirmado en la clausura que “Que quede claro que no se celebrará ese referendum que algunos pretenden, ni se fragmentará España. [..] Ni se cortará el grifo ni voy a frenar las inversiones”. Y ha hecho una contundente defensa de la Constitución, llegando a afirmar “que cada catalán es copropietario de toda España, que es un bien indiviso”.

Como colofón a todos estos aspectos estrafalarios que están produciéndose en nuestro país, respecto a Cataluña –y País Vasco, no lo olvidemos-, me asalta la preocupación por el éxito de la “educación” y adoctrinamiento que se les ha impartido durante décadas a sus alumnos, hoy adultos, en el desconocimiento de la historia verdadera y en el odio al resto de España; y así podemos ver cómo se tergiversa y falsifica la Historia y un niño de seis años puede llamar a las víctimas del terrorismo “fascistas”… ¿Qué les habrán enseñado?

Me resisto a creer que muchos catalanes no sean conscientes de las consecuencias de esta política; estos rifirrafes nos están haciendo ya un daño inmenso a todos los españoles, tanto en los aspectos económicos, como en la imagen de España en el exterior. Y aún en el hipotético escenario de una independencia, cómo es posible que la mayoría de sus ciudadanos no sean conscientes de que jamás van a acceder a la Unión Europea y de que las consecuencias económicas para ellos van a ser terribles, con un empobrecimiento general. ¿Tan ofuscados están?.

Y ya no podemos ocultar algo tan evidente como que se ha producido una fractura social en Cataluña –también en el País Vasco, no lo olvidemos-, de tal manera que ya ha impedido a algunas familias reunirse en Navidad, “para tener la fiesta en paz”. ¡Lamentable y vergonzoso, oigan!