Cataluña a Oscuras

Cataluña sin luz y sus dirigentes, sin asumir responsabilidad alguna, se entregan este verano a la persecución de la lengua materna de la mayoría de sus ciudadanos, el castellano.

Dice el artículo 133 del nuevo Estatuto de Autonomía de Cataluña, en términos muy parecidos al anterior de 1979, que “Corresponde a la Generalitat la competencia compartida en materia de energía. Esta competencia incluye en todo caso: La regulación de las actividades de producción, almacenaje y transporte de energía, el otorgamiento de las autorizaciones de las instalaciones que transcurran íntegramente por el territorio de Cataluña y el ejercicio de las actividades de inspección y control de todas las instalaciones existentes en Cataluña”.

Parece claro que comparten competencias y por tanto responsabilidades los gobiernos socialistas central y autonómico, es decir Zapatero y Montilla. Dicha responsabilidad es todavía más obvia cuando los ministros competentes en energía han sido Montilla, actual presidente de la Generalitat y Clos, anterior alcalde de Barcelona.

Pues bien, a pesar de que son, los socialistas y sus socios independentistas, por partida doble, los competentes en la inspección, el control y la regulación toda de la actividad de distribución de energía que se lleve a cabo en Cataluña, han eludido cualquier responsabilidad, llegado a decir que se trata de una venganza de Pizarro, presidente de Endesa.

Conociendo las habilidades de los social-nacionalistas a la hora de escurrir el bulto no hay que descartar que pronto aparezca el destornillador con el que el bueno de Pizarro dejó a media Barcelona sin luz, no faltaría tampoco un nutrido grupo de testigos que, enarbolando la cuatribarrada con estrella, jurarían haberlo visto a hurtadillas y en la noche perpetrar su españolista acción.

Es auténticamente cómico que un gobierno autonómico que permite que cientos de miles de sus ciudadanos se queden sin luz, con miles de consultas médicas y operaciones quirúrgicas suspendidas se dedique a sancionar a 62 empresas por rotular en castellano o a notificar sanciones a una veintena de aerolíneas nacionales e internacionales con multas entre 15.000 y 59.000 euros por no utilizar el catalán en documentos y carteles en el aeropuerto de El Prat.

Ante tamañas aberraciones sólo se me ocurre recomendar el libro de un escritor catalán Miquel Porta “Diccionario Persa de Cataluña” en el que con gran sentido del humor parodia acertadamente el nacionalismo que aqueja al territorio que preside Montilla.

En él se relatan multitud de abusos de gubernativos y se expresa indignación como la recogida al empresario catalán Mariano Puig, el de las fragancias, que en 1922 creó el primer lápiz de labios español, y que afirma que “lo de las etiquetas en catalán me molesta, me entorpece y me desagrada…esta imposición de ahora del catalán es como la imposición que en otra época había de no hablarlo”

Muchos catalanes están sin luz, por incompetencia, y sin lengua, por fanatismo, mi admirado Daniel Sirera, nuevo presidente del PPC, tiene por delante el apasionante trabajo de recuperar muchas libertades perdidas.

Miguel Barrachina Ros
Diputado en el Congreso por Castellón