…Y ahora qué? por Pedro Arce Díez
Parece que ha finalizado el juego de las sillas y sillones a las que aludía en anterior artículo y nos enfrentamos ante un desafío político de colosales dimensiones. ¿Exagero? Pues, quizás no tanto.
Precisar que, en este juego de sillas, se han producido movimientos inusitados, dejando bastantes heridos por el camino y algunos asuntillos por resolver, como el de Podemos en Cantabria, por poner un ejemplo cercano. Muchos políticos históricos han quedado fuera del juego de sillones y algunos avispados han cambiado de juego, alistándose en otros partidos para no perder el sillón, aunque hay casos de esta índole que también han quedado fuera, como aquella presidente de las Cortes de Castilla y León que fichó por Cs y no consiguió asegurarse el sillón, con sospechas de tongo incluidas, como también sucedió en Cantabria con la misma formación política.
Definitivamente ya se han presentado las candidaturas al Congreso de los Diputados y al Senado, ha comenzado la feroz campaña, se han formulado las de las elecciones de mayo casi en su totalidad y los ciudadanos serán quienes en ambas jornadas definan el mapa político español y europeo para los próximos años.
Probablemente, en España nunca hemos asistido a unas elecciones tan trascendentales, desde aquellos fantasmas de la década de los años treinta del siglo pasado, donde los bloques izquierda/derecha pugnaron por la gobernación y hasta por el modelo de Estado.
Y se percibe en estos días, cuando aún no había empezado oficialmente la campaña electoral, una indisimulada tensión política en todas las formaciones, con acusaciones de todo tipo, utilización de las instituciones en beneficio de quien gobierna las mismas y hasta los mismos votantes se encuentran ante una encrucijada de la Historia, quizás la más importante para el devenir de nuestro país.
Existen desafíos, como el separatismo, la economía o la misma estructura del Estado, que nos ponen a los españoles ante una gravísima responsabilidad histórica, cuyas consecuencias son difíciles de prever. Por ello el voto responsable y meditado es más importante que nunca y aunque en democracia, el pueblo es soberano, tenemos ejemplos históricos de que este mismo pueblo soberano se ha equivocado y ha llevado a algunos países a situaciones indeseables. ¿O es que los alemanes que votaron a Hitler y los venezolanos a Chávez no lo hicieron en unas elecciones libres y democráticas? Pues, miren como acabaron en ambos países y aún la Venezuela de Maduro se está lamiendo las heridas de la política de los últimos años de este dictador de baja estofa, al cual adulan formaciones políticas de España y hasta el ex presidente Zapatero le visita con frecuencia, se supone que para convencerle de que deje el poder y se exilie en cualquier país donde pueda disfrutar de su abultada fortuna rapiñada a los venezolanos.
Los inquietos ciudadanos y votantes tienen en estos momentos mil y una interrogantes, que no verán despejadas ante el próximo 28 de abril, ya más próximo de lo que parece.
- ¿Con quién estará dispuesto a pactar cada formación política?; ¿Y con quién no?
- ¿Cuál será la fiabilidad de las encuestas que vemos en los medios de comunicación?
- ¿Existirán encuestas demasiado manipuladas que, en vez de reflejar la realidad sociológica, pretendan redirigir el voto de algunas formaciones políticas?
- ¿Existirá voto oculto, vergonzante o, simplemente, cabreado?
- ¿A quién afectará la abstención?
- ¿Qué repercusión de voto tendrá el fichaje de “estrellas” de la empresa, la milicia, la judicatura o cualquier otro sector?
- ¿Cómo valorarán los electores los fichajes de estrellas, políticos de otras formaciones o, simplemente, los descartes de políticos acreditados y conocidos?
- ¿Intentarán los partidos PP, Cs y Vox formar una coalición electoral si consiguen formar una mayoría para gobernar?
- ¿Existe cierto juego sucio entre las diversas formaciones de estas elecciones?
- ¿Pactará el PSOE con Podemos, los independentistas y proetarras si ello le permitiera gobernar?
- ¿Podría existir un pacto entre PSOE y Cs, a pesar de la negativa explícita de éstos?
- ¿Seguirá Cs repudiando a Vox?
- ¿Creen que sería posible un pacto entre partidos que defienden la Constitución?
- ¿Es posible que los programas electorales sean más importantes que las filias y las fobias entre las diferentes formaciones políticas?
- ¿Creen que los ciudadanos y votantes se van a leer los programas de cada formación política antes de ejercer el derecho al voto?
- ¿Servirá la campaña electoral para la decisión de cada uno o la mayoría ya ha decidido a quién votar?
- ¿Hasta qué punto influirán las elecciones de abril en las del próximo mayo?
- ¿Nos vamos a fiar de las promesas de los políticos o ya contamos que son papel mojado, especialmente en aquellas formaciones que tienen más difícil gobernar?
- ¿Existirán programas “ocultos” que algunas formaciones se resisten a hacer públicos?
- ¿Sería Vd. capaz de poder asegurar quien será el próximo presidente del Gobierno de España?
- …
Bueno, nos podríamos seguir preguntando mil y una cuestiones y quizás nos suceda que, en vez de aclarar el panorama, generemos más incertidumbre. Pero este es el sentido de estas líneas para que los lectores reflexionen sobre estas y otras muchas cuestiones, para que su voto sea democrático, reflexivo, meditado, libre…
Quizás mis preguntas crean más dudas que certezas.
La tensión política sube cada día y se está dando bastante juego sucio, hasta el punto de que la Junta Electoral está teniendo bastante trabajo y compromiso y ha llegado a multar al propio Revilla, el cual parece que se ha saltado la normativa. Y mientras esto sucede, los partidos políticos no abordan los verdaderos problemas del país, como el tema catalán, la economía (cuyas alarmas están saltando ya), el paro y el día a día de los ciudadanos; más bien se dedican a juegos florales, sacar conejillos de la chistera o entretenernos con las encuestas cocinadas y achicharradas del CIS.
Y ante todo esto, que cada cual elija la papeleta que crea que mejor responde a sus deseos de futuro. ¡Y vote!
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Comentarios(1):
Demasiados interrogantes. Muy atinado, como siempre. La respuesta en una semana, Dios quiera que no nos equivoquemos.