Una sociedad fuerte para un futuro con oportunidades, por Pablo Zuloaga
Soy cántabro a fuerza de ser español, es mi identidad, no es algo que haya elegido, aunque me sirve para definirme orgullosamente, tampoco elegí la familia en la que nací, la que me ha hecho ser como soy, que me ha criado en los valores que hoy conducen mi vida.
Una situación como la que estamos viviendo, para la que nadie nos había preparado ni como sociedad ni como individuos, pone de manifiesto la pertinencia de reivindicar las políticas de progreso con las que algunos conducimos nuestro día a día.
Me estoy refiriendo a la necesidad de un Estado fuerte, eficaz, solidario, capaz de poner en marcha políticas públicas que cuiden de sus ciudadanos en momentos como este cuando convivimos con tanto dolor y tanta pérdida.
Nadie, ni siquiera los más avezados neocon conciben que la recuperación de una situación como la que estamos viviendo pudiera ser posible sin la conducción del Estado y de sus instituciones fuertes y democráticas. Nadie espera que la economía de mercado por sí misma, incapaz de haber ofrecido respuestas desde sus mercados financieros a esta crisis global, sea capaz de llevarnos a un lugar en el que situaciones como esta pandemia no se vuelvan a repetir.
Es, por tanto, el momento de reconsiderar hacia dónde queremos ir, y de hacerlo con todas las prevenciones, pues estos momentos de crisis siempre son aprovechados por populismos de toda índole para encender los ánimos, y auparse sobre la frustración y la desesperanza que ellos mismos fabrican para tumbar el modelo de convivencia, y sobre todo para consolidar las diferencias y las desigualdades.
Esta generación crecerá marcada por esta crisis, una marca que nos ha hecho comprobar de la forma más dura posible que, como especie, no somos todopoderosos y que las prioridades que hasta ahora marcaban y conducían nuestras vidas tienen que reordenarse.
Hoy se hace más evidente que nunca, que la economía no tiene sentido si dejamos a nuestros conciudadanos atrás y que ninguna empresa tendrá éxito en una sociedad que enferma y no puede atender crisis como esta. Hoy se hace más evidente que nunca que lo primero es la reducción de las incertidumbres relacionadas con la salud y que después va todo lo demás.
Claro que queremos volver a salir y llenar las calles, pero lo queremos hacer con alegría, con ilusión, sin incertidumbres por no saber si podremos pagar nuestra vivienda o garantizar un futuro a nuestros hijos y para ello, insisto, debemos revisar las prioridades que conducen nuestro día a día y lo tenemos que hacer como individuos pero sobre todo como sociedad.
Más allá del luto que lo inunda todo, necesitamos mirar al futuro con ganas de que todo cambie, para mejorar. Es probable que las cosas no vuelvan a ser como fueron. De hecho, si todo vuelve a ser como era será una terrible señal de que no hemos aprendido la lección.
En Cantabria procuramos hacer nuestra parte para que las cosas mejoren cuando todo esto pase, y hemos puesto en marcha un plan de choque de más de 300 millones de euros para que la recuperación sea algo mas que volver a la situación anterior. Se trata de lograr que toda la potencia social y ciudadana de Cantabria esté en condiciones de sumar su esfuerzo al impulso colectivo con el que pondremos nuestra región en la senda de un futuro mejor.
Soy cántabro a fuerza de ser español, es mi identidad, no es algo que haya elegido, aunque me sirve para definirme orgullosamente, tampoco elegí la familia en la que nací, la que me ha hecho ser como soy, que me ha criado en los valores que hoy conducen mi vida. En cambio sí que puedo elegir, y lo elijo, comprometerme con una sociedad mejor, sin desigualdades, en las que tu lugar de nacimiento o tus apellidos no determinen para siempre tu vida y tus oportunidades.
El tiempo que vendrá será también un tiempo para elegir, habrá que elegir si queremos que todo sea igual y estar al albur de riesgos como el que ahora nos tiene confinados en nuestras casas o si queremos priorizar los valores sociales que impidan que situaciones como estas tuerzan nuestros proyectos vitales. Lo que está claro, lo que ha quedado claro, es que nadie puede enfrentarse a situaciones como la de esta crisis sanitaria en solitario, de forma individual. Ha quedado claro que lo que nos hace fuertes es la solidaridad, el altruismo, la entrega.
Lo que nos va a permitir sobrevivir a esta situación es lo que nos ha hecho sobrevivir siempre, nuestra dimensión social, nuestra capacidad de cooperar, nuestra unidad como sociedad, como país, como región, solo así garantizaremos un futuro que merezca la pena ser vivido.
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Comentarios(5):
Me río yo de algunos comentarios como este, pues lo único que le ha importado a Zuloaga durante esta ya larga cuarentena de confinamiento es una subvención para la "memoria histórica", que supongo es lo más importante para Cantabria en estos momentos
Vuelve a retirar la Redacción que los comentarios injuriosos evidentemente no se cuelgan Pedimos como siempre lo hacemos respeto hacia el articulista Se admiten todo tipo de comentarios salvo los insultos Los lectores lo entenderán y pedimos mesura en la pluralidad de opinión
Esta muy bien el deseo de que los gobiernos lideren cuestiones como esta crisis, pero Sr. Zuloaga, si no es capaz de ver el desastre de organización y liderazgo del Gobierno de España, es que es Vd. un sectario y tiene una venda ideológica en los ojos. Está siendo un cúmulo de improvisaciones, demostración de su nula capacidad de gestión y liderazgo y mendacidad en temas como la información veraz, el control de la información y la ausencia de coordinación con las comunidades autónomas, por decir algunas cosas...
Bueno, bueno. Y si sigue así, no llueve!!
Yo no dudo de sus buenas intenciones pero tanto usted como el PP tienen el cordón umbilical en Madrid y no se entiende que con la descentralización propiciada por ustedes mantengan a Cantabria atada de pies y manos y sometida en todo malo Cuando hay que recibir no se recibe y si gobierna el PP es un freno en Madrid y si gobiernan ustedes hacen caso a las necesidades políticas de su partido y no a las necesidades de los cantabros