Servirse de un cargo público para enriquecimiento personal resulta no ya inmoral, sino criminal y abominable. (Cicerón). Belén Alonso Rincón
Estamos agotados mentalmente con los acontecimientos que día a día ,desde ya demasiado tiempo, están sucediendo en nuestro País, nos asemejamos a un Punching Ball al que no se hace más que golpear y siempre vuelve a su sitio, se mantiene, aguanta, no cae., pero ¿ hasta cuando?
Estamos agotados mentalmente con los acontecimientos que día a día ,desde ya demasiado tiempo, están sucediendo en nuestro País, nos asemejamos a un Punching Ball al que no se hace más que golpear y siempre vuelve a su sitio, se mantiene, aguanta, no cae., pero ¿ hasta cuando?
Me resisto a pensar, que por naturaleza, seamos, por definición o sistema, un País corrupto.
Desde que tenemos conocimiento, se nos vienen a la cabeza muchos episodios, desde todos los partidos políticos, que han supuesto un escandalo tras otro a lo largo de los tiempos, creando situaciones bochornosas que han terminado con condenas en nuestros Tribunales, por cierto, nunca de los que encabezan los Gobiernos, pero si, paradójicamente, de sus segundos ,en muchos de los casos, lo que nos hace pensar, nos hizo pensar siempre, en cierto conservadurismo a la hora de procesar y condenar en ultima instancia al cabeza , a quien siempre se le ha apodado, hombre 1, sin que finalmente haya mas consecuencias , a veces ni eso, que las políticas, apartarse de candidato en las siguientes elecciones, pero nunca judiciales , ni mucho menos morales, la moralidad , madre del arrepentimiento, brilla por su ausencia.
Podemos pensar que en nuestro caso, la PICARESCA ESPAÑOLA nos lleva a esto, pero no creo que forme parte de nuestro carácter. Como decía, me resigno a pensar que estamos condenados a la corrupción, creo que el problema fundamental ahora mismo es que el conocimiento de tantos escándalos da la sensación de que existe, a todos los niveles, y es que la hay.
Sabemos que cuando uno desconfía muy fuertemente de las Instituciones y de los representantes políticos, eso al final influye también en desconfianza entre las personas. La confianza social se va deteriorando y entonces se rompen los lazos de cooperación, cada uno tira por su lado, nos vemos en la ruptura del contrato moral entre políticos y ciudadanía como problema de fondo.
La corrupción nos infunde al ciudadano una grave sensación de ineficacia, lo que nos conduce a una crisis en las Instituciones, pero sobre todo en las personas que las rigen, y por ende en el propio ser humano de a pie.
Nos inunda una sensación de desazón, desanimo y tristeza, un pensamiento nos corroe: no hay manera de creer, aunque nos esforcemos , en quien lleva las riendas de nuestro País.
En cualquier ámbito en el que podamos pensar, existe inevitablemente decepción en las personas que ,desde dentro ,no solo contribuyen a elaborar las normas legales por las que nos regimos ,sino que incluso, abanderan causas, de tal manera ,que nos convencen , para luego dejarnos caer en un abismo de estupor y de incredulidad , al haber sido maltratados por un engaño cruel e intencionado.
En estos momentos es fácil pensar que nuestra clase política lejos de resolver nuestros problemas, nos infunden miedos desconfianza y recelos al enseñarnos su cara mas malvada, su deshonestidad.
No existe moralidad alguna .
Los políticos no creen que les asista la presunción de inocencia. Ellos creen que no existe en su caso ¿Es así?
En política, si te acusan, dimites, después, te defiendes, y, si tenías razón, te pueden volver a nombrar. Esa es la responsabilidad política propia de cualquier democracia seria. ¿Esto es así en Nuestro País?
Un procesamiento implica que existen pruebas racionales de criminalidad ,y las responsabilidades judiciales son distintas de las políticas, hay determinados delitos, en los que parece que no basta una absolución, sino la certeza de que no se ha cometido ninguna irregularidad o mentira, esto es lo que pasa con la clase política, y desde luego ,en política, no se puede permanecer en el cargo a cualquier precio.
Creo en la presunción de INOCENCIA, como no puede ser de otra manera, pero ampararse en ella para evitar que un político dimita es refugiarse en privilegios ajenos al resto de la sociedad.
La corrupción, en sus diferentes formas, ha sobrevivido al paso de los años y de los acontecimientos, mutando como un virus maligno cuando ha sido preciso. Pero es nuestra obligación moral erradicarla, porque para vencer al enemigo hace falta conocerlo, este diablo tiene muchas caras, debemos luchar contra la hipocresía y no mostrarnos indiferentes , no solo ya ante la corrupción, sino ante la inmoralidad.
¨¨Lo que las leyes no prohíben, puede prohibirlo la honestidad ¨
-SENECA.-
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Comentarios(1):
"Lo que las leyes no prohíben, puede prohibirlo la honestidad" (Séneca). Cuéntenselo, por favor, al Rey emérito don Juan Carlos.