Ha realizado el libro “Pastelería Cántabra”
Luís Ruiz Vega, un pastelero con afición y pasión…, por Pedro Arce Díez
Luís Ruiz Vega (Torrelavega (1938) nació en una difícil época para la historia de España y la de Torrelavega en particular y correteó en sus años infantiles por sus calles, asistiendo al histórico colegio “Menéndez Pelayo; su padre era un personaje muy conocido, pues era guardia municipal y músico y tenía un original y llamativo bigote, siendo muy popular y apreciado en la ciudad.
Pero aquellos años de la postguerra eran difíciles y Luís entró en el mundo de la pastelería por pura casualidad y a buen seguro que hubiera sido un excelente profesional en cualquier campo, dada su capacidad de adaptación, ilusión por todo lo que cae en sus manos y deseos de servir a los demás. Pero se hizo pastelero, ¡y qué pastelero! Hoy es un referente en Torrelavega, también en Cantabria y es conocido en toda España y parte de Europa. Y su pundonor hizo que cuando comenzó a trabajar, aún seguía formándose en la academia particular de Teresa González, después con Padilla y también asistió a la prestigiosa Escuela de Artes y Oficios que había fundado Hermilio Alcalde del Río.
Los inicios no fueron nada fáciles y ya con doce años se metió en una pastelería, sector que le atrapó –“quedó prendado y prendido del mundo de la pastelería”- y donde con humildad, tesón, mucha atención y perseverancia consiguió convertirse en un auténtico Maestro (con mayúsculas) de la “confitería, bizcochería, pastelería y chocolatería”; especialmente del hojaldre, símbolo de la pastelería de la capital del Besaya. Y aunque su formación se ha producido junto a nombres ya conocidos, fue fundamentalmente autodidacta y ha conseguido licenciarse en la universidad de la vida con la calificación de cum laude. Pero ha sido muy consciente de que era necesario aprender y así lo ha hecho durante toda su existencia en Barcelona o León, en cuya Academia Saper acabó de profesor habitual en cursos por toda España y parte de Europa.
Ha trabajado con la mayoría de los pasteleros de Torrelavega, que son muchos y muy buenos; y todos han tenido y tienen una palabra en positivo para Luís, buen compañero, excelente profesional y mejor persona. ¡Qué más se puede decir! Torrelavega ha sido cuna de buenos pasteleros y pastelerías que tampoco quisiera olvidar: los Asensio, Cortabitarte, Ballesteros, Horno San José, Ángel Blanco, Juan González Blanco, Luís Santos, Rafael Moral, Pepín Vaquero, Germán Erquicia, José Luís Díaz,… (Seguro que me olvidaré a algunos en estas líneas escritas a vuelapluma).
Después de realizar el servicio militar, comienza a trabajar con Lin en la confitería Blanco, pero enseguida se embarcó en crear su propio obrador y pastelería, lo que hizo en 1962 en la castiza calle de Julián Ceballos, apoyado por toda su familia; dado su afán de superación, en 1975 dio el salto a Santander, en cuya calle de Hernán Cortés se encuentra la pastelería Vega, como consecuencia del traspaso de su anterior propietario, Felix Irún (Confitería Irún, cuyo origen data de 1889, hace ya 130 años).
Luís es de esas personas que quiere transmitir a los demás todo lo que sabe, que es mucho; por ello ha participado en cientos de cursos y demostraciones, ha realizado un magnífico vídeo sobre “Hojaldres de Mantequilla”, que acabó publicándose en la revista de pastelería La Confitería Española y que su director, Javier Antoja, le definió como “el inicio del hojaldre moderno hecho con mantequilla”. También ha colaborado en otros dulces típicos de algunos de los lugares de Cantabria, región que actualmente tiene una gran diversidad de especialidades y Luís tiene mucho que ver en ello. Y en este afán de transmitir generosamente sus muchos conocimientos ha realizado el libro “Pastelería Cántabra”, que será un hito en la pastelería de nuestra región y de toda España y referencia futura en este goloso tema.
“Pastelería Cántabra” es un libro hecho con cariño, sencillez y con un lenguaje accesible a todos; puede ser usado en la alta pastelería o por un principiante; todos lo entenderán perfectamente en cuanto se pongan manos a la masa. Además, tiene una excelente presencia y elaboración, mérito que quizás deba compartir con la Editorial Los Cántabros.
Y Luís es amigo de sus amigos, siempre comprometido con todos y así ha representado a los pasteleros en diversas organizaciones, como aquel ya lejano Sindicato
Vertical, el Gremio de Confiterías de Cantabria que se fundó en 1978, en la que ocupó diversos cargos, entre ellos el de presidente. Y ha conseguido reunir a casi todos los pasteleros de Cantabria, que se han fotografiado en la vieja iglesia de la Asunción de Torrelavega, ciudad en la que ha contribuido a crear la Cofradía del Hojaldre.
Luís ha conseguido que su profesión, sea su afición, que aún practica habitualmente, pues en el obrador se encuentra muy a gusto, como le ha sucedido durante toda su larga vida laboral. ¡Endulzar la vida de los demás ha sido su trabajo!
Siempre ha contado con la ayuda y el apoyo de su familia; de su esposa y de sus hijos y ahora disfruta con la llegada de la tercera generación, sus nietos, con los que goza en los momentos familiares, que quizás no tuvo en los tiempos del duro trabajo de la pastelería, enfrascado entonces en el trabajo del obrador.
Y aún añadiré que con ser importante la trayectoria profesional de Luís Ruiz Vega, es mucho más importante su carácter afable, su generosidad y su bonhomía, lo que le ha hecho ser respetado y querido por todos y granjearse la amistad de muchos.
¡Por eso afirmo que Luís es amigo de sus amigos!
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