Las aguas bajan turbias…

Pero la turbiedad de las aguas a que yo me refería eran las de la política y cada día nos desayunamos con noticias a cuál más inquietante. Lo miremos como lo miremos, la mayoría de los ciudadanos están “mosca”, pues el futuro que se nos ofrece es cuando menos incierto.

Y la incertidumbre nos arruga la mente y como decía San Ignacio de Loyola, “en tiempos de tribulación no hacer mudanza”. Y ya observamos que nuestro país está frenando el impulso económico-social, pues la gente barrunta nubarrones en este tardiu soleado.

Me explicaré en tres tiempos: a) El Mundo está bastante tenso, con conflictos abiertos y de difícil solución en demasiadas partes del orbe; los movimientos migratorios del Tercer Mundo hacia Europa están generando un auténtico terremoto humano, social y político; y por si esto fuera poco, las tensiones entre “bloques” están generando movimientos comerciales proteccionistas, con Trump “apretando las tuercas”. b) Europa se encuentra sumida en la mayor crisis desde la fundación de la Unión Europea, allá por el año 1956, con tensiones derivadas de la inmigración, de su propia definición y de los movimientos centrífugos de algunas regiones como Cataluña o países como Gran Bretaña. c) Y cuando volvemos la vista a nuestro país, nos encontramos con un Gobierno que anda como “pollo sin cabeza”, llega de forma intempestiva y arropado por populistas, nacionalistas y ex etarras que le chantajean un día sí y otro también, con ministros envueltos en negocios turbios (Maxim, Monzón, Delgado, Duque, etc. y hasta el propio Presidente que se ha demostrado un plagiador impenitente), cediendo ante todos los que le han apoyado y dejando girones de España por doquier, especialmente ante los nacionalistas que se han crecido ante su debilidad. Las vías de agua de España son tantas que los ministros no dan abasto para taponarlas, mientras en el exterior perdemos crédito a marchas forzadas, con actuaciones incomprensibles como no asistir a la inauguración del Ave de Medina a La Meca, unas de las obras estrellas de nuestra ingeniería.

¿Alguien nos va a dar en el futuro alguna obra señera en el Mundo?

¿Vd. cree que ante esta perspectiva de incertidumbre e inseguridad alguien con su sano juicio va, por ejemplo, a realizar alguna inversión en España?. Yo me lo pensaría seriamente y lo más sensato sería esperar a ver qué pasa, por aquello de que “en tiempos de tribulación no hacer mudanza”. Por eso no es extraño que la inversión en España haya caído en estos últimos meses; como ha caído el consumo, el turismo y cualquier otro indicador que utilicemos…

Solo suben los precios de la energía, sea la luz o la bombona de butano, el dinero que hay que poner para pagar las pensiones o los impuestos. ¡Aquí sí que nos van a dar un palo!

¿Y Cantabria?. Seguro que Vd. estará pensando que me he olvidado de lo cercano, de nuestra región. Pues, no. Pero lo de Cantabria es más que preocupante. Pudiéramos hacer un serio y largo análisis, pero tan solo le ofrecer dos hechos para reflexionar:

La primera es que todos los partidos políticos de Cantabria han implosionado en un Big Bang político que tienen a todos los electores cántabros en ascuas y bastante sorprendidos y cabreados. En este batiburrillo político de quienes dicen que nos gobiernan, incluso existen claros enfrentamientos, larvados o abiertos, que nos llevan a situaciones tan esperpénticas como aquella noticia que dice que “Revilla convoca a Díaz Tezanos para aclarar las discrepancias profundas con la Pasiega”. A un ciudadano normal como yo que veo diariamente múltiples fotos de ambos siempre juntos en todos los actos, como si fueran una “pareja de hecho”, nos lo tendrán que explicar porque no lo entendemos.

La segunda es que en Cantabria existe una absoluta paralización política y el balance de la legislatura es penoso. ¡Se han vuelto a perder otro cuatro años!.

Así, pues, tengamos cierta paciencia, pues no hay mal que cien años dure y reflexionemos hasta dónde hemos llegado, por qué hemos llegado a estas situaciones y si también nosotros pudiéramos tener algún tipo de culpa, por comisión u omisión.