La leyenda de los bufones (El Cuélebre), por Francisco Glez-Riancho Colongues
Los bufones son cavidades kársticas formados por roca caliza que ha sido erosionada por abajo por el mar y arriba por la lluvia. Cuando la marea sube y esos huecos o bufones se llenan de agua, provoca un chorro de agua de mar pulverizada que sale al exterior produciendo un ruido impresionante que le da nombre al bufón.
En la costa asturiana hay varios sitios en los que se produce este fenómeno, pero el mayor es el de Arenillas, pudiendo alcanzar en las mejores condiciones de marea los 40 metros de alto. Este bufón fue declarado monumento natural el 5 de diciembre de 2.001.
Además del de Arenillas, en Asturias, están los de Pría y Santiuste y en Cantabria, hay en el Cabo de Ajo y en el cabo que está entre la playa de Cuberris y la de Antuerta, aunque de menor magnitud que los asturianos.
Existe una leyenda popular que habla del Cuélebre, personaje mitológico asturiano con forma de serpiente vigilante de personajes encantados y tesoros, que vivía en la costa donde hoy están los bufones, que dice que sus gritos estremecedores eran como bufidos y rugidos.
Una joven doncella, interesada por dichos rugidos y bufidos, se acercó al lugar y el Cuélebre al verla venir entre la niebla se convirtió en un apuesto caballero que abrazó a la joven. En ese momento el padre de la doncella los vio y encolerizado los lanzó violentamente a los dos al acantilado.
Dice la leyenda que los “lamentos eternos del mar” son los quejidos del Cuélebre y la doncella, y retumban a kilómetros de distancia en recuerdo de la matanza y como castigo eterno al verdugo.
Otros lugareños dicen que el Cuélebre era el padre y que al descubrir a su hija y a su enamorado los lanzó a los dos al mar y como castigo se convirtió en el Cuélebre, ser mitológico con forma gigantesca de serpiente alada. Dicen que sigue allí, escondido en las cuevas de los bufones y que es él quien intenta asustar a los más valientes que allí se asoman con sus bufidos.
Yo sé de todas formas que el Cuélebre es buena gente e inofensivo, así que hay que acercarse a verle sin miedo.
Soy el Cuélebre.
La serpiente alada que custodia tesoros y princesas.
¿Quieres llevarte el tesoro o a la princesa?
Puedes intentarlo, pero ya me he comido a muchos valientes,
como tú en los últimos tres mil años.
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