Aquel accidente de helicóptero que conmocionó Cantabria... por Pedro Arce Díez

Era un 23 de diciembre, tal día como hoy y a eso de las 17:20 horas, un helicóptero del Servicio Aéreo de Rescate (SAR) volaba desde Colindres al aeropuerto de Parayas, hoy Aeropuerto Seve Ballesteros de Santander y a la altura de Pedreña, ya en el arenal de una marea baja, se estrelló, falleciendo cinco ocupantes; había pasado por encima del campo de golf perdiendo altura sin que el piloto y copiloto pudieran hacer nada por evitarlo. Sus ocupantes fueron los siguientes: Juan Gutiérrez Vidal, capitán de la Agrupación de Tráfico, que era de Sevilla; Miguel Alonso Cuevas, teniente de la Agrupación de Tráfico, natural de Potes; el sargento mecánico Pedro Avilés Hernández, de León; un joven de 18 años, hijo del dueño del restaurante La Flor de Miranda, Jesús Cuartas Aguado; y el propietario de la cafetería Montecarlo de Colindres, Francisco de la Torre Osorio.

Tan solo se salvó el piloto, el teniente Jesús Puente Buces, que salió despedido en el primer impacto contra el suelo, pues el aparato se incendió y explotó, quedando los cuerpos de los fallecidos totalmente calcinados. El piloto Jesús Puente Buces era hijo del médico de Colindres y de una conocida familia de la localidad y que ha fallecido en 2015 en Madrid, siendo enterrado en su pueblo natal, Colindres.

Este helicóptero había participado en el rescate de los alpinistas Lastra y Arrabal en el Naranjo de Bulnes, hecho que algunos quizás recuerden, por el dramatismo de los hechos allí acaecidos.

Como es natural este grave accidente causó la general conmoción en la ciudadanía, así como en la Guardia Civil, máxime cuando algunos de los fallecidos eran muy conocidos. El desconcierto fue generalizado y las comunicaciones eran muy distintas a las actuales.

Se da la curiosidad de que en el mismo iba a viajar Joaquín Pelayo Salas, conocido ciclista y piloto en aquellos años de hace ya medio siglo, quien a última hora desistió en embarcarse y ello le salvó la vida. ¡No me digan que no nació ese día! Pues varios de los fallecidos eran íntimos amigos de Joaquín Pelayo y habían estado en su reciente boda; curiosamente, hace no mucho, le hice un artículo en este mismo medio comunicación al propio Joaquín, aún persona muy ligada a la Guardia Civil (https://cantabrialiberal.com/opinion/pelayo,466633.html).

El propio accidente generó una gran confusión, pues aún los periodistas se encontraron el aparato en llamas dos horas después del accidente; y a uno de los fallecidos no le encontraron hasta bien avanzada la noche, pues había quedado debajo del aparato y ya con la marea subiendo.

¡Y ahí viene lo curioso del caso! A eso de las 9:30 de esa misma noche, dos funcionarios del aeropuerto de Parayas, cuyo director en ese momento era el teniente coronel José Jiménez Freire, se presentaron en la casa de Pelayo, para comunicar a su esposa y a su suegra que suponían que él era uno de los fallecidos, pero que los cuerpos estaban irreconocibles…. ¡Ya se pueden Vds. imaginar la escena!

 …y en ese momento de gran confusión emocional, y pasados unos minutos, se presenta Pelayo en su casa, encontrando a sus familiares en una situación dramática, pero allí estaba y ese momento y esas circunstancias han quedo marcadas en su personalidad y me lo ha recordado en varias ocasiones y por ello lo traigo aquí como recuerdo y homenaje a los fallecidos, a la propia Guardia Civil y a él, que aún nos lo puede contar, aunque se le eriza el vello cada vez que lo recuerda…