Manuel Terán impulsor y artífice del primer campo de golf público de España.(Mataleñas).

¿Cómo comienza su relación con el mundo del golf?

Yo era socio del Club Parayas y me encargaba de las Relaciones Públicas del club. Eran mediados de los años 70 y propuse a la Junta Directiva organizar un acto homenaje en torno a Severiano Ballesteros y Jan Abascal. A partir de ahí, entablé una amistad muy especial con Seve y su familia. Él tenía pista de tenis en casa. Yo le enseñaba a jugar tenis y él me introdujo en el mundo del golf.

En esa época Seve me dijo que era una pena que en Cantabria la gente no pudiese practicar y conocer más el golf porque no había campos públicos. Yo le dije que podría intentar construir uno y así me comprometí a hacerlo.

¿Y cuál fue el primer paso de un proyecto tan grande como la construcción de un campo de golf municipal, sin además tener experiencia previa alguna en este ámbito?

Lo primero que se me ocurrió fue ir a llamar a la puerta de Juan Hormaechea que, por aquel entonces, era alcalde de Santander y le pedí la finca de La Magdalena. Él me pidió un proyecto y rápidamente, sobre un plano que me facilitó el ayuntamiento, hice un dibujo de los hoyos. Yo conocía la finca bastante bien y tenía muy claro que nadie iba a cortar ni un solo árbol, así que preparé un diseño de calles y hoyos, que no tuviera un gran impacto en el paisaje. El alcalde llamó a Agustín Bolado, que era el perito agrícola del área municipal de jardines, y le pidió que se pusiera a mis órdenes.

Así que nos pusimos a ello cuanto antes. Nos presentamos en La Magdalena y nos pusimos a diseñar el putting green, en la zona de la campa, y a la semana, aproximadamente, el alcalde me hizo acompañarle hasta Mataleñas para decirme que iba a expropiar esa finca y me preguntó si me gustaba. El tema era que en La Magdalena, durante el verano, no íbamos a poder evitar el trasiego de gente.

Vimos Mataleñas y, a pesar de que en ese momento era difícil de imaginar un campo allí, Hormaechea me ofreció el terreno para hacer el campo. Eso sí, me dejó muy claro que no le diese problemas y que tampoco pidiera dinero al ayuntamiento.

A continuación fui a ver al presidente de la Federación Cántabra de Golf, Javier Anduiza, que se mostró muy escéptico ante la idea de que ese proyecto pudiera hacerse realidad en aquella finca y me puse manos a la obra.

¿Cómo fue aquel primer encuentro con Emilio Botín, quien se interesó mucho por su proyecto?

Pues fue algo que me pilló totalmente de sorpresa. Me reuní con él en el Banco Santander, en un desayuno del Consejo. Allí estaba el fotógrafo Pablo Hojas y algunos periodistas más. Tras el Consejo me presentó al resto de miembros de la reunión y contó mi proyecto de hacer el primer campo de golf público. Al día siguiente, El Diario Montañés publicó la foto en la que salía junto Emilio Botín y hablaban de mi plan.

Eso hizo que algunas personas pensaran que tras el proyecto también estaba el Banco Santander y creo que eso propició que mucha gente me apoyara con mayor facilidad. Eso ayudó a que uno me regalara tierra de las obras de la autovía; que García Rumayor me prestara un dumper?.

Y entonces se puso manos a la obra, pero de manera literal, ¿verdad?

Sí. Ahí comencé a dar vueltas y a trabajar sin parar, después de mi turno de trabajo como funcionario. Empecé visitando contratistas y uno de ellos, que estaba haciendo el mini zoo de La Magdalena, aceptó subirme hasta Mataleñas las piedras que sacaba de allí, porque eso le suponía un ahorro de costos al no tener que trasladarlas más lejos. Y a cambio de ello, también conseguí que me diera algo de arena, grava, piedra?

Salía de mi trabajo y por las tardes, junto a Miguel Raba, que por aquel entonces era caddie aquí en Pedreña, me lo traje para trabajar conmigo y que estuviera allí también durante las mañanas cuando yo no podía estar. Muchas noches terminábamos a las 10 y a las 11 de la noche de rastrillar grava y de trabajar en el campo.

Luego llegó el problema de conseguir la semilla?. Ahí se me ocurrió ir a hablar con Gonzalo Piñeiro, que tenía una agencia de viajes en Santander y le pedí dinero para ello. Él me dijo que a cambio de su colaboración, en el reverso de las tarjetas de campo tendría que ir el logo y la imagen de su empresa, y así fue

Llegó la semilla, pero ahí se nos planteaba otro problema. El agua.

Seve me había dicho que en el Consejo Superior de Deportes habían hablado de otorgar subvenciones a los diez primeros campos de golf de titularidad pública que se construyesen en España, así que se lo comenté al concejal de Deportes, Modesto Sánchez Mier, y nos fuimos a Madrid con los planos del campo. Al cabo de dos meses, más o menos, nos llegó la comunicación de que nos habían concedido esa subvención. El ayuntamiento empezó las obras para poner una tubería en mitad del campo y una boca de riego pero como era un proceso que yo veía que iba para largo, me fui al Parque de Bomberos de Santander. Sebrango, el jefe de bomberos del parque me debió de ver con tantas ganas e ilusión que aceptó mandarme un camión con agua todas las tardes pero tenía que ser yo el que lo hiciera. Así que nada, cada tarde, de mayo a octubre, llegaba el camión de bomberos y regaba el campo como podía tratando de hacer efecto lluvia con esas mangueras y no arrastrar la semilla. Cuando finalmente tuvimos la tubería instalada tampoco teníamos aspersores ni nada con lo que regar, así que volví al parque de bomberos a pedirles mangueras viejas o cualquier cosa que pudieran prestarme

¿Y cómo empieza su vínculo con el Real Golf de Pedreña?

Me hice socio en el año 1993 y podría decirse que nada más llegar, les pedí que me prestaran alguna segadora, de vez en cuando. Así mandaba un camión a recoger la maquinaria, pagaba al operario para que me hiciera los trabajos en Mataleñas y la devolvía a Pedreña. Pero en verano, la hierba crece mucho más y en Pedreña no podían prestarme sus máquinas, así que me cogía la segadora de mi comunidad de vecinos y cada tarde me subía hasta el campo a segar una o dos calles. No me daba tiempo para más.

También fue usted quien creó el primer Club de Golf Seve Ballesteros

Así es. Ya teníamos el campo perfilado, pero necesitábamos que la gente lo conociera y, además, era necesario crear un club de golf para federar a los aficionados. Por ese motivo, y con la autorización del propio Seve, surgió el Club de Golf Severiano Ballesteros. A los pocos días de crearlo, ya teníamos solicitudes de toda España y alguna del extranjero. En unos pocos meses, ya éramos cerca de 3.000 miembros. Luego, tuvimos que cambiar de nombre porque Seve cedió su nombre en exclusiva a un campo en Japón.

Había que crear afición y por eso hablé con la concejala de Educación del ayuntamiento y después de aquello, cada tarde, llegaba un autobús hasta Mataleñas con casi un centenar de niños de los colegios de la ciudad. Contraté a varios jugadores y caddies de Pedreña para que les dieran las primeras nociones de golf. Lin Sota me ayudó a diseñar el puttin green. Teníamos claro que eso era el escaparate del campo y tenía que llamar la atención. Los fines de semana se llenaba de esos niños con sus padres, a los que traían para enseñarles lo que habían aprendido. Creo que cobrábamos unas 100 pesetas por el alquiler del palo y la bola durante el tiempo que estuvieran allí, y así fue como fuimos creando afición en Cantabria.

Sin embargo, usted se mete de lleno en un proyecto como este y al mismo tiempo comenzó a aprender y aficionarse a este deporte

Sí. Yo iba aprendiendo a medida que el proyecto seguía adelante. Como decía antes, Seve quería aprender a jugar al tenis y yo le daba algunas clases en Parayas y él cuando estaba aquí me llamaba para ir a jugar a Pedreña con él y con su padre Mero. Eso sí que era un auténtico lujo. También leí mucho y viajé para ver muchos campos y aprender. Recuerdo un viaje a Buenos Aires para visitar el campo de golf público más grande y antiguo del mundo. Gracias al golf he conocido muchísimos países y es un deporte que me ha dado y me sigue dando muy buenos momentos.

No terminamos sino que hacemos un punto y aparte porque este texto es solo una introducción para que nos cuente la historia del golf en esta época.