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Tribunales 21-11-2019 21:00

Los equipos forenses escenifican su desacuerdo sobre los indicios de agresión sexual, aunque todos señalan a la brida

Creen que la rotura del hioides se debió a la presión de la brida y descartan que fuese accidental. El tribunal los ha sometido a un careo.

 

   Que la brida hallada en el cabello de Diana fue la causante de la rotura del hueso hioides del cuello que, con el estrangulamiento, le causó la muerte, y que los hechos no se pudieron producir de forma accidental, si no como resultado de ejercer una presión constante durante varios minutos.

   Estos son los hechos principales sobre los que se han mostrado de acuerdo los dos grupos de forenses que analizaron la autopsia de Diana Quer, los que la realizaron, capitaneados por el doctor Fernando Serrulla, y los que revisaron documentación e imágenes a petición de la acusación, bajo el mando de José Blanco Pampín.

   Sin embargo, la octava sesión de este juicio, reservada para la autopsia, ha escenificado el desacuerdo de ambos equipos en cuestiones clave, principalmente la existencia de indicios físicos de que Diana sufrió una agresión sexual y el hecho de que pudiese haber recibido un golpe en la zona del cuello.

   Esta diversidad de opiniones se ha evidenciado más tras la decisión del presidente del Tribunal, Ángel Pantín, de que compareciesen juntos ambos grupos, esto es, que escuchasen las argumentaciones del otro equipo y, tras ello, cuestionarles directamente por los motivos de su falta de acuerdo. La sesión se ha prolongado por algo más de 5 horas y media, de las que casi una hora y media se ha dedicado al debate de posiciones de los equipos, que no han llegado a acuerdo

  AGRESIÓN SEXUAL

   Uno de los puntos más controvertidos, dado que es el argumento que Fiscalía y acusación emplean para pedir prisión permanente revisable, es si hay forma de determinar o no que Diana Quer sufriese una agresión sexual antes de ser asesinada.

   En relación a esto, el equipo que realizó la autopsia ha afirmado que "no se encontraron" lesiones genitales, aunque han admitido que esto no quiere "decir nada". "Si las encontrásemos, podríamos decir qué ha pasado, al no encontrar nada, no podemos descartarlo", ha dicho uno de los forenses, Alberto Fernández.

   Así, ha afirmado que las lesiones dependen de la conservación del cuerpo y de si una mujer en concreto "opone mucha resistencia" o no, algo que tampoco niega el abuso sexual.

   En el caso de que existiese "un gran desgarro", han incidido, podrían "haberlo visto", pero han destacado que eso "no es habitual". La pérdida de la capa superior de la piel del cuerpo con el proceso de saponificación impide determinar si sufrió "heridas superficiales".

   En contraposición, el doctor Blanco Pampín ha indicado ante el jurado que, en las fotos del cadáver que examinó, detectó un "edema importante en los labios mayores" de la vulva de la víctima, una cuestión que, ha admitido, no incluyó en el informe final porque las preguntas realizadas eran "sobre otras cuestiones".

   Se trata, según Blanco Pampín, de un "fenómeno vascular que nada que ver con el proceso de la adipocera". "Este fenómeno puede tener su explicación en un acto sexual con maniobras intempestivas, repetidas con cierta violencia para que se produzca eso que ha quedado fijado en el tiempo", ha explicado.

   Finalizadas las intervenciones, Ángel Pantín ha preguntado a los dos grupos por este diferente criterio y, tras un extenso debate, ambos han defendido sus posicionamientos.

   En particular, el equipo que realizó la autopsia ha asegurado que, para determinar ese supuesto edema, "es importante estar en la sala de autopsias" y comprobar la "palpación" de la zona. En su opinión, lo mas "razonable" es que esa hinchazón se debiese al agua, teniendo en cuenta que todo el cuerpo estuvo sumergido 500 días.

   "El cuerpo estaba ligeramente distendido todo, si hablamos de edema en la vulva tenemos que hablar de edema en todo el cuerpo", ha explicado Alberto González, que ha apuntado que la hinchazón es más en esa área por las características del tejido.

   Los forenses del equipo que hizo la revisión, sin embargo, se han aferrado a que la lesión es "idéntica a la que se observa en víctimas vivas" y han aludido a la protección de la piel ante el agua.

   Por su parte, los forenses que trabajaron con Fernando Serrulla les han afeado un "error de concepto": "No había capa de piel que protegiese del agua", han explicado, tras lo que el propio Serrulla ha puesto como ejemplo que incluso los propios huesos, al ser puestos sobre una superficie, "rezumaban agua".

  BRIDA "MORTAL"

   Una cuestión en la que sí se han mostrado de acuerdo ambos grupos es en admitir que el elemento que ocasionó el estrangulamiento fue la brida plástica que se encontró en el pelo de Diana Quer.

   Los forenses que realizaron la autopsia han asegurado que la fractura que encontraron en el hueso hioides del cuello de la víctima apunta a que no fue estrangulada usando las manos, si no ejerciendo una fuerte presión "de adelante hacia atrás" y de forma "concreta", de un modo "más compatible con el uso de la brida".

   A mayores, Serrulla ha indicado que también estaban rotas las "apófisis espinosas" de tres vértebras, lo que es "más compatible" con una brida que, al introducirse en el canal entre una vértebra y otra por detrás del cuello, aumente "la presión de los músculos, favoreciendo que se rompan estas hipófisis espinosas al tiempo que el hioides".

   Sobre la posibilidad de que esa compresión se hiciese con la mano, ha apuntado que no puede descartarse, pero ha señalado la dificultad de explicar las lesiones. "Si hiciese una fuerza muy muy grande, podría ser, pero es menos probable que que fuese con la brida", ha dicho.

   En esta misma línea, el equipo que revisó el informe de la autopsia ha añadido que la fuerza necesaria hubiese sido aún mayor en el caso de Diana, dado que las "mujeres en edades jóvenes tienen un hioides más flexible". "Se requiere más fuerza en mujeres jóvenes y altas para fracturarlo", han añadido.

   Del mismo modo, ambos equipos han descartado que pudiese tratarse de algo accidental, dada la presión sostenida que haría falta para matar a alguien. Mientras que la conciencia se pierde en "20 o 30 segundos", han dicho, para matar es necesario seguir comprimiendo el cuello "más de cinco minutos"

   "Si mantiene la presión durante el tiempo suficiente, la persona muere, bien porque se impida la respiración, bien porque se impide que llegue la circulación", ha añadido Alberto Fernández, y no por la fractura en sí.

   En todo caso, ambos equipos si difieren sobre el origen de la rotura de las apófisis espinosas de las vértebras. Mientras los primeros forenses creen que se debe a la "tracción" de los músculos presionados por la brida, los que la revisaron consideran que El Chicle golpeó con algo "contundente" a la víctima en el cuello, dejándola "aturdida".

   "Las apófisis espinosas rompen de forma excepcional y siempre por traumatismo directo", ha dicho Blanco Pampín, mientras que Alberto Fernández, sin descartar que eso fuese posible, se ha decantado por la acción de la brida.

   En cuanto a la posibilidad de que El Chicle llegase a romper el cuello con las manos durante el ataque, lo han descartado por completo. "Romper el aparato ligamentoso de una persona viva, más joven, de forma manual, es muy difícil", ha dicho Serrulla, "se necesita 20 veces la fuerza de una persona".

   Un último desacuerdo ha sido la aplicación del Teorema de Bayes al móvil sexual, criticado por los forenses que hicieron la autopsia, que han incidido en la diferencia entre probabilidades de un suceso y pruebas de que, efectivamente, ocurrió. "Razonablemente, el fin debe ser sexual, a mi de eso no me cabe ninguna duda", ha dicho Alberto Fernández, "el asunto es que eso, desgraciadamente, no dice que pasó allí después". "A mi no me cabe duda, con estudio estadístico o sin él, de lo que pretendía, pero un estudio estadístico no nos dice si después llegó allí y lo hizo o no", ha zanjado.

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